El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, dijo que existen sociedades donde se vive con «miedo» a causa de la «represión violenta y los discursos mentirosos y amenazadores».
El jerarca católico basó su homilía en el relato de las bodas de Caná, en donde Jesús transformó el agua en vino. Señaló que Dios es el esposo amoroso y fiel; el pueblo, la esposa que ha sido muchas veces infiel y adúltera; y el vino representa el gozo que Dios desea y promete a la humanidad para siempre.
«En la sociedad falta el vino cuando hay dominadores y víctimas, cuando se impone la crueldad como estrategia para conservar el poder, cuando se llora en las familias a causa de la brutalidad de los tiranos. En una sociedad falta el vino cuando falta la serena y humilde voluntad política de escuchar, dialogar y ceder para buscar el bien común», dijo.
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«Sigue faltando el vino en la sociedad cuando no hay oportunidades de trabajo digno para los pobres, cuando hay encarcelados por motivos políticos y cuando muchos se ven forzados al exilio para poder sobrevivir. Una sociedad dividida, triste y oprimida es una sociedad en la que falta el vino de la vida, de la alegría y del amor», agregó.
Nicaragua atraviesa una de sus peores crisis de derechos humanos desde 2018 cuando el régimen ordenó reprimir a sangre y fuego las protestas sociales.
La respuesta estatal dejó a centenares de muertos, desaparecidos, miles de exiliados y casi doscientos presos políticos. El mismo monseñor Báez fue obligado al exilio por la Santa Sede por amenazas en su contra.
Pide no resignarse
Monseñor Báez afirmó que no debemos «resignarnos a que las cosas vayan siempre necesariamente de mal en peor. No podemos acostumbrarnos a la tristeza, a la disminución de la esperanza y a la falta de amor».
En su primer discurso en el nuevo periodo en la Presidencia de Nicaragua, el dictador Daniel Ortega pidió un «borrón y cuenta nueva» de los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el país desde abril 2018.
Abogados, defensores de derechos humanos y políticos opositores, consultados por Artículo 66, consideran que el régimen busca una «autoamnistía» para dejar en la impunidad los asesinatos de los manifestantes y las violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses.
Ortega mantiene tras las rejas a más de 170 presos políticos, 40 de ellos apresados en el contexto electoral. Los mantiene aislados, incomunicados, sometidos a torturas psicológicas, emocionales, sin atención médica, no reciben el sol, mantiene la luz de las celdas encendidas las 24 horas del día, reciben mala alimentación, están desnutridos, algunos han desarrollado enfermedades que no padecían antes del cautiverio, no les permiten el ingreso de una cobija o ropa de cama, ni de la Biblia ni de ningún material de lectura.