En la misa en honor a la Sagrada Familia de este 26 de diciembre, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, aseguró que en las familias no faltan momentos de «incomprensión y situaciones difíciles de afrontar», pero que «la solución nunca debe ser la violencia, ni el silencio amargo».
«La ofensa, la violencia y el silencio son dos extremos que siempre hay que evitar», dijo el prelado.
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El miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) afirmó, durante la homilía, que «es importante educar a los hijos a las relaciones que van más allá de la familia, acompañándolos con sabiduría y paciencia, para que no tengan temor a la amistad, aprendan a respetar la dignidad y la libertad de los demás y crezcan con libertad y responsabilidad».
«Por intercesión de Jesús, María y José, pidamos hoy a Dios que bendiga a nuestras familias para que sean siempre escuelas de libertad y de amor en donde se transmitan con el ejemplo los grandes valores humanos de la verdad, la compasión, la justicia y el bien», afirmó.
Nicaragua vive una crisis social, política y económica desde 2018 que ha hundido al país en un profundo deterioro de los derechos humanos. La Iglesia católica ha jugado un papel importante en la defensa del pueblo nicaragüense que sufre la violencia estatal.
Fueron mediadores de un fallido diálogo nacional tras una oleada de represión gubernamental que dejó decenas de muertes, que generaron luto y dolor a las familias nicaragüenses.
Monseñor Silvio José Báez es uno de los obispos de la Iglesia católica nicaragüense más críticos a la administración de Ortega y Murillo. Su voz profética es seguida por centenares de nicaragüenses que apoyan su postura contra el régimen y en defensa de los derechos humanos. El jerarca se encuentra exiliado.