68 nicaragüenses, en calidad migratoria de solicitante de refugio y refugiados en Costa Rica, se graduaron de carreras técnicas del Instituto Acamude (Asociación Agenda Cantonal de Mujeres Desamparadeñas) con el apoyo de la asociación SOS Nicaragua, organización de derechos humanos desde Costa Rica.
Los nicaragüenses recibieron sus títulos de técnicos en computación, barbería, peluquería, mercadeo y venta, atención al adulto mayor y pastelería, en una ceremonia realizada este sábado, 18 de diciembre.
La refugiada Javiera Molina es una de las mujeres que obtuvo su diploma en pastelería. La nica llegó al país vecino con varios estudios técnicos bajo el brazo, pero comenta que «fue un choque bastante fuerte, ya que cualquier tipo de estudio que uno haya tenido en su país de origen prácticamente no cuenta más que, tal vez, algún diploma de bachiller».
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Tras salir de Nicaragua, país que arrastra una crisis económica, política y social, decidió levantar su emprendimiento de pastelería y se encontró en la necesidad de especializarse. «Estoy muy agradecida porque la brecha que tenemos los refugiados para poder estudiar algún curso es bastante grande, así que, esta es una oportunidad para tener más conocimientos y tener más posibilidades de poder trabajar en este país», dijo a medios locales.
«Tenemos que seguir resistiendo y, de esta manera, nosotros seguimos resistiendo desde Costa Rica. Seguimos buscando la manera de resistir desde afuera y así seguimos nuestra lucha», comentó Molina.
La nagaroteña Ema Paiz pisó tierra costarricense en junio de 2018, en medio de la represión gubernamental tras las protestas de abril en Nicaragua. Paíz recibió su diploma de asistente técnico de operador de computadora y manifestó que «ahora sí tiene la oportunidad de trabajar en Costa Rica porque están en el exilio». «Nos brinda una oportunidad para abrirnos puertas en el trabajo. Es difícil, pero no imposible, hay que tener fe en Dios y agradecer a las personas que nos brindaron esta oportunidad. Y a seguir en la lucha».
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 108,000 nicaragüenses abandonaron su país entre 2018 y 2020, a raíz de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua.
Braulio Abarca, defensor del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, indicó que un problema de muchos nicaragüenses que salen de su país es que deben hacerlo de forma irregular para evitar ser capturados por las autoridades o que estas les decomisen sus documentos de identidad, lo que repercute en que solamente el 11 % de los solicitantes de refugio en Costa Rica tenga empleo formal.
Antes de 2018 la diáspora de Nicaragua estaba compuesta por cerca de un millón de personas, principalmente en Costa Rica y Estados Unidos, que empezaron a migrar a fines del siglo pasado.