La vicepresidenta y portavoz del régimen de Nicaragua, Rosario Murillo, celebró que Daniel Ortega denunciara la carta de la Organización de Estados Americanos (OEA) y decidiera iniciar el proceso para salirse de ese organismo, tras calificarlo de injerencista.
En su alocución de este viernes, 19 de noviembre, a través de sus medios de propaganda, la primera dama expresó sentirse contenta y orgullosa, «porque hoy hemos dado una nueva muestra de condición de pueblo soberano, de patria soberana, de patria altiva (…) Hoy hemos ratificado nuestro amor a esta patria bendita».
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«Hoy nuestro canciller (Denis Moncada) instado por nuestro comandante Daniel (Ortega) le dio lectura y entregó la carta a ese organismo (OEA) inaceptable, porque no podemos pertenecer a un organismo que nos ve como colonias», dijo la vicedictadora.
Además, aseguró que todos los «conceptos» expuestos en la carta enviada a la OEA son respaldados por la población nicaragüense. «Salimos de ese inaceptable, espurio organismo que no nos representa, no representa nuestro vigor, nuestra gloria…», remarcó.
La también esposa de Daniel Ortega subrayó que la OEA es un organismo de defensa de «los imperios» y de articulación de renuncia de las soberanías nacionales, «porque eso es lo que hacen, obligar a los pueblos y a los países a renunciar a su soberanía y a aceptar a ser colonias, y así se organizan y así reúnen y así dictaminan, viéndonos como colonias».
«Denunciamos en primer lugar a ese organismo y decimos que aquí hemos venido de la mano de Dios, venciendo y somos libres; nunca volveremos a ser esclavos ni colonias de nadie», recalcó la vicemandataria y agregó que da gracias a Dios «por la inspiración, por la sabiduría y la serenidad con la que venimos dando cada paso en fuerza de pueblo que vence».
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Antes de que Ortega ordenara a su canciller denunciar la carta de la OEA y anunciara el camino para irse de esa organización, instituciones del Estado como el Consejo Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, inclusive la Asamblea Nacional, «solicitaron» esa acción.
Con esta decisión, Nicaragua empieza su ruta para desligarse del organismo que podría tardar hasta dos años, camino que ha escogido la dictadura nicaragüense ante el desconocimiento internacional de las elecciones presidenciales del siete de noviembre.