Los presos políticos detenidos en el contexto electoral por el aparato represivo de Daniel Ortega y Rosario Murillo están convocando para el jueves, 18 de noviembre, a un ayuno por la liberación de todos los rehenes de la dictadura y la paz de Nicaragua.
La jornada de ayuno y oración se efectuará en un lapso de doce horas, empezando a las seis de la mañana y finalizando a las seis de la tarde. A través de esta acción, los reos de conciencia le demandan al gobierno de Ortega Murillo garantice las «condiciones mínimas» para satisfacer sus necesidades básicas, como una mejor alimentación, visitas más frecuentes y el cese al aislamiento y la tortura.
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Por su parte, la dictadura Ortega-Murillo continúa haciendo caso omiso a las peticiones de los familiares de los rehenes políticos, mientras que la justicia del régimen ha celebrado audiencias judiciales contra sus parientes, con base en argumentos falsos y sin evidencias reales, lo que han calificado como «una clara violación a los derechos humanos de los detenidos».
Según el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el régimen de Nicaragua mantiene privados de su libertad a más de 160 personas, de ellos 111 se encuentran detenidos en diferentes penitenciarios del país y 40 en la Dirección de Auxilio Judicial.
La Policía Nacional, subordinada a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, aprobó la tercera visita a los 39 líderes nicaragüenses detenidos desde mayo 2021. Fuentes, que por seguridad declararon bajo anonimato, confirmaron al equipo de Artículo 66 que a partir del lunes, 15 de noviembre, los presos políticos han podido ver a sus familiares.
Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial, escribió en su cuenta de Twitter que «la dictadura tortura a cuatro presas políticas de Unamos (Unión Democrática Renovadora) Tamara Dávila, Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil, y Suyen Barahona, cumplen hoy 158 días en celdas de confinamiento solitario en El Chipote (Dirección de Auxilio Judicial)».
El periodista nicaragüense catalogó esta acción de la Policía Nacional como «un acto cobarde de venganza de Ortega y Murillo contra la disidencia del MRS (Movimiento Renovador Sandinista)».
Los parientes detallaron que algunos rehenes de la dictadura siguen separados en celdas aisladas sin poder hablar con los otros opositores. Algunos se han refugiado en la oración para sentir alivio y consuelo durante el cautiverio al que son sometidos por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Camino a las cuestionadas elecciones, la pareja presidencial mandó a encarcelar a 39 opositores, entre ellos, aspirantes presidenciales, dirigentes del Movimiento Campesino, líderes estudiantiles, periodistas, exdiplomáticos, defensores de derechos humanos y empresarios. Todos acusados por supuestamente violar la Ley 1055, Ley de Soberanía, usada por Ortega y Murillo para tildar a los nicaragüenses de «traidores de la patria».