La dictadura de Daniel Ortega una vez más aprovechó una actividad de bien común para hacer proselitismo político. Este lunes el mandatario entregó 250 buses rusos a socios de 35 cooperativas del Transporte Urbano Colectivo (TUC), aliados del régimen, y destacó que es gracias a las gestiones y relación que ha tenido su Gobierno con la Federación de Rusia.
“Desde hacía muchísimos años con el triunfo del 79, el transporte estaba por ahí, en muy malas condiciones y empezamos a darle atención y a traer unidades nuevas en el periodo de 1980, luego en 1990, 16-17 años el transporte en abandono pero cuidado por los transportistas, haciendo milagro con los vehículos, y eso explica el porqué, cuando retomamos al gobierno inmediatamente tomamos contacto con las autoridades correspondiente de la Federación”, fueron parte del discurso para entregar los nuevos buses a los transportistas.
Aunque el régimen hace alarde de esta nueva adquisición, lo cierto es que urgía renovar la flota del transporte urbano, puesto que la mayoría de las unidades ya dieron su vida útil. El dictador hizo la entrega de estos buses a menos de dos semanas de que se den las elecciones presidenciales en el país, el próximo 7 de noviembre, donde Ortega busca su cuarto mandato consecutivo.
Las nuevas unidades de transporte fueron adquiridas por la Alcaldía de Managua a través de un préstamo de 19.85 millones de dólares, las cuales las cooperativas las pagarán a un plazo de diez años. Entre ellas: Parrales Vallejos, 21 de Enero, Las Jagüitas, Camilo Ortega, La Colón, La Samuel Mairena, Iván Montenegro, 22 de octubre, Divina Luz, La Reconciliación, La Unión Esfuerzo y Paz, Cotrasume, Ricardo Morales, Nueva Nicaragua, Milagro de Dios, Camilo Chamorro, Hagamos Patria, 12 de Octubre, Omar Baca, 30 de Mayo y Andrés Castro.
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Ortega agregó que en diciembre se entregarán otras 300 unidades a cooperativas de León, Jinotepe, Chinandega, Estelí, Masaya, Matagalpa, Tipitapa, Granada, Juigalpa, Boaco y Jinotega.
Según el dictador, desde el 2007 —cuando regresaron al poder— hasta finales de este año, han ingresado al país 1,100 buses rusos.
Los nuevos buses se unirán a la ruta del transporte urbano de los 12 municipios más grande del país, que tiene una flota de 1,320 unidades y trasladan diariamente a 1 millón 100 mil personas, según informó Ortega. En cuanto al transporte intermunicipal, este tiene una flota de 3,598 unidades y movilizan un promedio de 430 mil pasajeros al día.
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Las condiciones de los buses del TUC están sumamente deterioradas, que ya dieron su uso de vida, y son una amenaza para la población, tal y como ocurrió en agosto de este año, cuando un niño de cuatro años murió tras caer por un agujero del piso de la ruta 117 de Managua.
Como es de costumbre, el dictador dedicó la mayor parte de su discurso para hablar del “imperio yanqui” (Estados Unidos), el injerencismo y el proceso de vacunación contra el COVID-19 en Nicaragua y la gestión que ha hecho su régimen al respecto.
“No crean que el imperio solo se pone aquí en Nicaragua a intentar dominarnos y a lanzarnos todo tipo de mentiras, de calumnias, de infamias, también lo hacen con la Federación rusa, y esta es una potencia. Y lo hacen con la República Popular China que es otra enorme potencia y lo hacen incluso con sus aliados europeos, si, están acostumbrados a no respetar soberanías, pero tendrán que aprender a respetar soberanías porque la decisión de los pueblos es defender la paz”, sentenció el mandatario mientras era aplaudido por sus súbditos.
Declara “copresidenta a Murillo”
Bajo el argumento de paridad de género, durante su comparecencia Ortega nombró de facto “copresidenta” a su esposa y vocera gubernamental, Rosario Murillo, quien por segundo periodo consecutivo figura como fórmula en el cargo de vicepresidenta junto al dictador.
“Aquí tenemos dos presidentes, porque respetamos el principio de 50-50, o sea aquí tenemos una copresidencia con la compañera Rosario (Murillo). Todos los días se está comunicando con nuestro pueblo dando a conocer todo lo que se está haciendo en beneficio de las familias nicaragüenses, sin hacer diferencias políticas, sin hacer diferencias ideológicas, (…)”, declaró el mandatario.
Tras finalizar su breve discurso, Ortega bajó de la tarima y se la pasó repartiendo saludos, abrazos y fotografías con los transportistas y fanáticos que lo rodeaban. Aunque su comparecencia pública fue con fines de propaganda política previo a las elecciones, Ortega se limitó a no referirse a dicho proceso.