Refiriéndose a la grave crisis sociopolítica que enfrenta Nicaragua, monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, afirmó que «ninguna persona puede permanecer neutral» ante lo que está ocurriendo en el país en un contexto de unas cuestionadas elecciones presidenciales en medio de represión y encarcelamientos contra opositores.
El jerarca añadió que como pastores de la Iglesia católica seguirán alentando a los nicaragüenses y acompañando a las familias que sufren en medio del contexto del país.
Durante el programa «Pastoreo, Comunión y Oración» transmitido a través de los medios católicos este jueves, 21 de octubre, el religioso aseguró que «el pueblo seguirá escuchando la voz de sus pastores» y que «quien divide es Satanás, el padre de la mentira». La pareja dictatorial ha dedicado recientes discursos a señalar a los religiosos de «bendecir el terrorismo criminal» y hasta los ha amenazado con cárcel.
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La dictadura acusa a los jerarcas de organizar, promover y apañar «actos terroristas». Además, dice que los líderes católicos «respaldan los crímenes de odio». El régimen no perdona que los religiosos hayan criticado sus acciones represivas contra quienes se levantaron cívicamente en 2018 contra Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En el programa, el obispo también recibió peticiones para orar por el padre Vicente Martínez, párroco de la Iglesia Santa Lucía, en el municipio de Ciudad Darío, departamento de Matagalpa. El sacerdote se encuentra siendo asediado por los comisionados de Ciudad Darío y Matagalpa, quienes lo llegaron a buscar a la casa cural luego de que el domingo, 17 de octubre, expresara ante su feligresía que «en Nicaragua no habrá elecciones, solo votaciones».
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Los religiosos mantienen una constante denuncia de los atropellos que desde el poder se ejercen contra el pueblo. Durante este periodo electoral, la dictadura se ha dedicado a apresar a opositores y precandidatos presidenciales, además de inhibir a partidos políticos para esta contienda electoral en la que «Ortega va con sus propias reglas».