El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo volvió a su estilo vulgar para insultar al embajador de Estados Unidos en Managua, Kevin Sullivan, mediante una extensa carta de tres páginas, por hacer, a través de su cuenta en Twitter, una felicitación al medio de comunicación Confidencial, que está cumpliendo 25 años de fundación.
«Felicidades a Confidencial por sus 25 años defendiendo los valores democráticos de la libertad de prensa y del periodismo independiente», dice la escueta nota del diplomático que causó la furia en el gobierno sandinista, caracterizado por sus embestidas contra la prensa libre del país, incluyendo el asalto y la confiscación de las salas de redacción del propio Confidencial durante dos ocasiones.
Se descarta que el gobierno de Ortega haya reaccionado con rabia contra Sullivan por otro tipo de declaraciones, porque el funcionario norteamericano no tuiteaba desde el 10 de septiembre y tampoco ha hecho ningún tipo de declaración pública reciente, por tanto, el régimen sandinista deja claro su alergia a que se resalte la condición de los medios de comunicación de defensores de la democracia, la libertad de prensa y el periodismo independiente.
«Exigimos al Señor Sullivan, que cese sus ataques encubiertos, sus hipócritas salutaciones, disfrazados de una cortesía diplomática que abandonó hace tiempo, y que más bien ha sido, y és, ejemplo de la contínua, perversa, detestable injerencia invasora de los Estados Unidos en nuestra Nicaragua, tantas intervenciones abusivas y criminales, que hemos denunciado y seguiremos denunciando», dice la nota oficial firmada por la Cancillería, pero que tiene el tono y errores ortográficos característicos de la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo.
En uno de los últimos párrafos, la nota «diplomática» del Ejecutivo pide a Sullivan abstenerse «de seguir violentando nuestra Concordia Nacional, y renuncie a querer imponer su vulgar, rastrera, aberrante, insolente, innoble, abominable y decadente Política yanqui, que declaramos, una vez más, nada grata para l@s nicaragüenses».
Noticia relacionada: Cancillería de Nicaragua se abalanzó contra embajador de México por retuitear declaraciones de Sergio Ramírez
El pasado nuevo de septiembre, el gobierno de Ortega, también mediante nota diplomática agresiva e insultante, se lanzó contra el embajador de México en Managua, Gustavo Cabrera, por retuitear (compartir en Twitter) el video del escritor Sergio Ramírez, en la que el exvicepresidente (1984-1990) respondía a la acusación que le había interpuesto el Ministerio Público que lo vincula con el delito de lavado de dinero por recibir apoyo económico a través de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro.
«Embajador de México, don Gustavo Cabrera. Respondemos a su abusiva publicación de hoy, reiterando a usted formalmente, que, como usted bien sabe, nuestro Gobierno nunca se ha entrometido en los asuntos internos de México», inicia diciendo el documento publicado en todos los medios de la propaganda dictatorial.
En esa carta contra el embajador mexicano, la vicecanciller Arlett Marenco prosigue: «Nunca hemos ignorado el principio de no injerencia o de no Intervención. Nunca hemos denunciado o comentado la violencia, crímenes y violaciones a los derechos humanos, que según organismos y personajes mediáticos, ocurren en México, todos los días», acusa Marenco, sin decir de qué fuente obtiene esa información ni a qué tipo de abusos se refiere.
«A México le decimos, como Hermanos Nuestro, americanos, abusar es negar la Libertad y el Decoro, es menospreciar, indecentemente, la Dignidad de nuestros Pueblos. México debe cumplir con su Doctrina Estrada y descontinuar ese lamentable, desdichado e infeliz camino de ocurrencias y vanidades, de servilismos y lacayismos, de pelelismos que niegan su propia Historia», concluía esa otra comunicación de la Cancillería, lo que demuestra la hinchazón que le producen a la dictadura simples publicaciones en redes sociales, aunque no tengan nada que ver con críticas al Estado, ni siquiera mencionen los crímenes de lesa humanidad de los que organismos de derechos humanos señalan a la administración sandinista.