El régimen de Nicaragua anunció oficialmente que en el país se empezarán a aplicar las vacunas cubanas en contra el COVID-19. Los menores de 2 a 17 años tendrán tres posibilidades de inyecciones: Soberana, Soberana 02 y Abdala, fabricadas y distribuidas desde La Habana. Los inoculantes serán aplicados a partir del 20 de octubre. A la fecha, se tiene poca información sobre esas vacunas que aún no están autorizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La inyectable Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), mostró una eficacia del 92,2 % en los ensayos clínicos y la Soberana 02 ha mostrado una respuesta del 91,2% al combinar dos dosis y una de refuerzo de Soberna Plus. Con estas vacunas la isla ha inmunizado al 46% de su población.
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Las vacunas cubanas se basan en una proteína recombinante, la misma técnica con la que trabajan la estadounidense Novavax y la francesa Sanofi, y tienen una eficacia superior al 90% para prevenir la enfermedad con síntomas, aseguran científicos cubanos. La certificación indica que esas vacunas «se ofrecen como una herramienta terapéutica de acceso seguro para disminuir la transmisibilidad del COVID-19».
Rosario Murillo anunció durante el fin de semana que en el país hay una población de niños, niñas y adolescentes de 2 millones 102 mil 366 que podrán ser vacunados, en dependencia de la decisión que tomen los padres de familia, asegurando que «vamos a trabajar en cuanto llegue la primera entrega que será el 20 de este mes de octubre para que los padres de familia que deseen vacunar a sus hijos, entre los 2 y 17 años, puedan hacerlo. Como sabemos, aquí es voluntario, los que quieran, los que deseen, puedan hacerlo cuando estén aquí las vacunas».
«Las vacunas Abdala y Soberana nos vienen a mostrar que tenemos un serio problema de aceptación de las vacunas, lo que tenemos que hacer es generar confianza y la confianza solo se genera con información, la información científica, técnica y el aval de las asociaciones médicas», afirma el doctor José Antonio Delgado.
Por su parte, el doctor Leonel Argüello dijo a Artículo 66 que «estén aprobadas o no (las vacunas cubanas) por la OMS es una medida adicional. La Sputnik V no ha sido (aprobada) y se demostró con publicación en Lancet y luego en la práctica en investigaciones en Argentina demostró su seguridad y eficacia, y cuando se vacunaron a 300 mil argentinos la recomendé para Nicaragua».
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Además de Nicaragua y Cuba, la vacuna Abdala ha sido probada por Vietnam. Ese país ya autorizó la compra de 10 millones de dosis. Venezuela también firmó con la isla un contrato de suministro de 12 millones de unidades. Asimismo, el país centroamericano es el segundo en el mundo que da luz verde al uso de Soberana 02, después de Irán, que también la produce. Nicaragua será la segunda nación después de Cuba en probar la vacuna en niños de 2 años en adelante.
Las vacunas cubanas pueden ser almacenadas de 2 a 8 grados y eso da una ventaja para las condiciones de América Latina, que desafortunadamente no tiene las condiciones de alta refrigeración necesarias para otros inmunizantes.
A raíz de un incremento de casos de COVID-19 en edades pediátricas y a falta de vacunas en la isla, Cuba decidió crear sus propios inmunizantes, razón por la que la comunidad científica decidió primero llevar las vacunas a un ensayo clínico con Soberana y Abdala y después, cuando se autorizó su uso como vacuna, se decidió usar en edades pediátricas. En cuba arrancó el proceso de inmunización a menores de edad desde el 17 de septiembre de 2021.
Cuba inició en septiembre contactos con la OMS para obtener el reconocimiento de sus vacunas antiCOVID, un proceso que, según BioCubaFarma, facilitará su comercio en el extranjero, pero los científicos aseguran que faltan todavía más pruebas para que esta pueda ser autorizada principalmente en menores.