La Unidad de Inteligencia Económica (EIU por sus siglas en inglés) y la calificadora crediticia internacional, S&P Global Rating, proyectan un crecimiento económico en Nicaragua del 6.0% en 2021, pero no todos son buenos pronósticos pues aseguran que los próximos cuatro años no serán tan buenos para el desarrollo financiero del país, seriamente afectado por la pandemia y la reelección de Daniel Ortega junto a su esposa Rosario Murillo que conducen al aislamiento internacional.
Por su parte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó un crecimiento económico en Nicaragua de 2,5% para el 2021 y un decrecimiento del 1,8%. El informe de la organización internacional proyectaba poco crecimiento para todos los países de América Latina por la situación de pandemia, pero los más afectados eran los países con crisis políticas, como Nicaragua, que enfrenta inestabilidad por la represión gubernamental, el encarcelamiento de opositores y la múltiple violación de derechos humanos que ha conducido a presiones y amenazas de sanciones internacionales, particularmente por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.
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«Los últimos datos muestran una marcada desconexión entre las realidades políticas y económicas de Nicaragua. Esperamos que el PIB real crezca 6% en 2021, convirtiendo a Nicaragua en uno de los países de más rápido crecimiento en la región este año», plantea la EIU en su informe.
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La organización de análisis económico, a su vez, prevé que el desarrollo se reduzca a un tercio el próximo año, y siga disminuyendo hasta 2025, creciendo en promedio 1.8% entre 2022 y 2025. Pronostican que para el 2022 se tendrá el crecimiento del 2017 cerrando con 6146 dólares de PIB per cápita como consecuencia del crecimiento en 2021.
El S&P refleja en su informe que «nuestra opinión de que el crecimiento económico se recuperará en 2021, pero seguirá siendo relativamente moderado en los próximos tres años dado el debilitamiento del entorno empresarial, y el estancamiento político entre el gobierno y la oposición antes de las elecciones generales de noviembre de 2021».
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El ritmo de crecimiento en Nicaragua será muy lento y de retrocesos con una crisis política, aislamiento internacional y dificultades con la pandemia. La aplicación de la Ley Renacer que se encuentra en discusión también afectaría los tratados de comercio entre los países que son parte del tratado comercial entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, conocido como DR-Cafta.
Ante esto, Nicaragua tendría que acudir al financiamiento asumiendo más deuda externa con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) con costos elevados por el servicio de ayuda.