En la homilía de este domingo, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, monseñor Silvio José Báez basó su prédica en el Evangelio de San Marcos, en el que exhortó a vivir con fidelidad y no ostentar poderes a base de fuerza y autoritarismo.
En referencia a la vida social y política que vive Nicaragua, el religioso enfatizó en que «Jesús nos enseña que no hay que negociar la verdad, ni traicionar el amor. Él prefirió entregar la vida y ser ejecutado antes de ser infiel a la voluntad de Dios, su Padre».
«Hay que estar dispuestos a «ser entregados», hay que estar dispuestos siempre a perder por amor. Con tal de ser fieles al sueño de Dios, que desea un mundo más humano, más justo y digno para todos, hay que olvidarse de sí mismos, servir y buscar siempre el bien de todos, dispuestos, incluso, a dar la propia vida» recalcó el obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.
Haciendo una analogía con el comportamiento de los discípulos que no entendían la prédica de Jesús, Báez refirió que «nosotros no somos tan distintos de aquellos primeros discípulos. Siempre escondemos pretensiones de grandeza, deseos de imponernos y prevalecer sobre los demás, ansias de ser reconocidos y honrados, aun a costa de que otros sean humillados o queden descartados».
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«La historia nos ha enseñado que la ambición de poder es un principio de destrucción», señaló monseñor, quien afirmó que cuando alguien busca tener éxito y estar en el primer lugar, a toda costa y a cualquier precio, siempre produce división, humillación, pobreza y dolor.
Sin mencionar a Nicaragua, pero en clara alusión a la situación que se vive actualmente en este país a manos de la dictadura de Daniel Ortega, Silvio Bárez dijo que «a nivel social, los pueblos dominados por personas cegadas por la ambición de poder son pueblos empobrecidos, maltratados y prácticamente secuestrados por quien domina y se impone desde arriba».
Llama a servir sin buscar beneficio propio
En cuanto al buen servicio por la nación y por la entrega a la sociedad, el sacerdote indició que Jesús nos enseña que a los ojos de Dios, la grandeza de los seres humanos se mide a partir de su disponibilidad para servir».
«Lo que nos hace grandes no es lo que tenemos, sino lo que damos. Son grandes las personas que no viven obsesionadas por el éxito personal a toda costa, ni ambicionan imponerse sobre los demás, sino que se dedican con alegría a ayudar y a servir desinteresadamente a quien lo necesita, sobre todo a quienes no nos pueden restituir», agregó.
Monseñor Silvio Báez, quien vive un exilio forzado desde el 2018, se refirió en su homilía a la política tradicional y a las ansias de poder de las dictaduras. «Quien se impone con la fuerza y hace de su voluntad la ley, no revela su grandeza, sino su pequeñez moral y su mezquindad enfermiza».
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«Jesús quiere erradicar de la convivencia tres verbos mortíferos: tener, subir y mandar, y propone, en su lugar, cultivar tres verbos que dan vida: dar, bajar y servir», agregó.
En cuanto a la iglesia católica y a los ataques por parte del régimen orteguista, Báez concluyó, que esta «no deja nunca de escuchar con atención amorosa el grito de los pobres, el dolor de los enfermos, las lágrimas de las víctimas y el sufrimiento de los encarcelados. Por eso, la Iglesia está siempre atenta a servir y defender la dignidad y el derecho de los más débiles y vulnerables, sin miedo a las calumnias y a la persecución».