El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, manifestó que es urgente que la comunidad internacional y organizaciones humanitarias intervengan para lograr la inmediata liberación de los presos políticos que, hoy en día, sufren torturas; e invitó a no callar ante las injusticias cometidas por los gobiernos autoritarios que quieren pueblos «sordos y mudos».
«Es intolerable que estas personas (presas) sean sometidas a crueles torturas psicológicas y vivan en condiciones inhumanas, sin ver a sus familiares, aisladas del mundo y obligadas a un doloroso aislamiento. Esto no es un asunto simplemente político o de carácter judicial. Es una crisis humanitaria», refirió el jerarca católico en su homilía este domingo, cinco de septiembre, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos.
Las declaraciones son hechas en medio de denuncias de torturas psicológicas aplicadas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de los líderes de la oposición, encarcelados a las puertas de las elecciones presidenciales, previstas para el siete de noviembre. Los nuevos presos políticos de la dictadura de Nicaragua han sido sometidos, hasta por más de 80 días, a aislamiento y sin derecho a visita familiar ni la asistencia de un abogado privado.
«Quienes creemos que Jesús le abrió los oídos y le soltó la lengua al hombre sordo mudo, no podemos tolerar que haya personas sometidas a estos maltratos y a tal aislamiento. ¡Hacer sufrir a un ser humano es atentar contra la santidad de Dios! Es urgente que la comunidad internacional y las organizaciones humanitarias intervengan para superar esta injusta situación y exijan la inmediata liberación de estas personas», añadió el líder religioso, haciendo referencia al pasaje bíblico del milagro de «Jesús sana a un sordo» del Evangelio según San Marcos.
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Monseñor señaló que en muchos de nuestros países padecemos «una grave crisis de sordera y mudez a nivel social» porque los gobiernos autoritarios quieren pueblos «sordos y mudos». «Quieren pueblos “sordos” que no estén informados de lo que ocurre, para poder así ocultar sus crímenes y actos de corrupción y manipular y someter más fácilmente a la gente. Por eso, las dictaduras ejercen férreas censuras de prensa, confiscan medios de comunicación y persiguen a periodistas y comunicadores. Sin embargo, Jesús no nos quiere sordos. Hay que rebelarse frente a esta cultura del silencio. Superar la sordera social es un camino de libertad», dijo.
«Los gobiernos autoritarios también quieren pueblos “mudos”, pues no toleran ninguna voz crítica o disidente. Sin embargo, Jesús no nos quiere mudos. No permitamos que nos roben la voz. Con el miedo y la represión intentan acallar a la sociedad. Hay que superar continuamente el silencio de la indiferencia y denunciar todo lo que en la vida social contradice el proyecto de Dios y atropella la dignidad de los seres humanos. No hay que caer nunca en la mudez de quien, evitando denunciar la injusticia por miedo o por conservar sus privilegios, se vuelve cómplice de un sistema injusto. Superar la mudez social es un camino de libertad», añadió el prelado, crítico de la dictadura de Nicaragua.
Hay que cuidarnos ante el COVID-19
Monseñor Báez también hizo mención de la importancia de mantener un protocolo de bioseguridad ante la pandemia del COVID-19, la cual ha dejado un saldo de casi 200 fallecidos en una semana en Nicaragua, en medio de un repunte de contagios, según médicos independientes. La comunidad religiosa nicaragüense también ha sufrido la pérdida de al menos 15 sacerdotes, víctimas del virus.
«La experiencia de la pandemia del COVID-19 nos ha enseñado que todos, sin excepción, somos débiles y vulnerables y que tenemos que cuidarnos y cuidar de los demás. La salud de uno depende de la salud del otro. Aprendamos de Jesús a cuidar la salud y la vida. Seamos responsables para cuidarnos, evitar el contagio y no volvernos inconscientes propagadores del virus. Si el Estado como primer responsable de la salud pública no cuida la vida de las personas, tenemos que hacerlo nosotros. La situación sigue siendo muy grave. Evitemos las aglomeraciones y observemos las normas de higiene ya conocidas: uso de la mascarilla, distanciamiento y lavado de manos. La vida de todos está en riesgo. Cuidemos la salud y la vida como lo hacía Jesús», manifestó monseñor.
En los últimos siete días, Nicaragua registró un total de 191 muertes sospechosas de Covid-19, revelaron datos del Observatorio Ciudadano, lo que refleja un 97 por ciento de incremento en comparación a los decesos reportados en la semana del 19 al 25 de agosto, cuando se registró 97 decesos.
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El informe del Observatorio también refleja un aumento en los contagios con 1,088 reportados, cifra superior a los 796 registrados la semana anterior, lo que deja en evidencia que Nicaragua está atravesando uno de los momentos más álgidos de la pandemia.
Sin embargo, las autoridades del país celebran miles de actividades masivas cada fin de semana y el Ministerio de Salud solo asume un total de 200 muertos por COVID-19 y 11.538 casos confirmados desde marzo de 2020.