Con el título «una libertad que resiste», la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Antonia Urrejola escribió una nota de opinión en la que hace votos por la libertad y democracia de Nicaragua y se solidariza con el diario La Prensa, de Managua, que sufre un nuevo ataque de la dictadura que la mantiene con sus rotativas paralizadas, y al mismo tiempo la defensora de derechos humanos le expresa su admiración por desafiar a Ortega y seguir informando.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, primeramente retuvieron, a través de la Dirección General de Aduanas (DGA) la materia prima necesaria para imprimir el medio de comunicación y finalmente, el pasado 13 de agosto la Policía, siguiendo ordenes de los dictadores, asaltaron las instalaciones del diario, secuestraron a su gerente general, Juan Lorenzo Holmann y mantienen ocupado el edificio.
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Ante tales acontecimientos, Urrejola, en una nota que publica La Prensa en su edición digital, única forma de difusión que le a dejado el régimen, califica de «barberie» la escalada represiva que sufre la prensa independiente del país y la población en general a manos de los Ortega-Murillo.
«Escribo esta entrada después de que, el fin de semana recién pasado, las instalaciones de La Prensa —el último de los periódicos independientes que se distribuía en ediciones impresas en Nicaragua— han sido ocupadas por la Policía y cuando su gerente se encuentra detenido. Además, según los reportes de la sociedad civil local, que no ha cesado de registrar la barbarie, más de 139 personas se encuentran también privadas de la libertad acusadas de cargos infundados y sin garantías de un proceso justo», encabeza su escrito la presidenta de la CIDH.

«Mientras la escribo, pienso en la forma en la que los equipos de La Prensa lograrán publicar, bajo las condiciones de ocupación física de sus instalaciones, del asedio y vigilancia a la que se encuentran sometidos por estos días. No es más que la intensificación de una situación que han empezado a sufrir hace ya más de tres años, no solo ellas y ellos, sino toda la prensa independiente en el país», agrega Urrejola en el escrito.
Asimismo, la defensora destaca que todo lo que ocurre en Nicaragua desde abril de 2018 viola gravemente los instrumentos internacionales aplicables sobre derechos humanos, y aprovecha para denunciar, una vez más, que el sistema represivo desplegado de manera planificada en contra de la población civil nicaragüense, en contra de toda disidencia y protesta social, «constituye una grave y persistente crisis de derechos humanos que, como señalara el GIEI Nicaragua, incluye hechos que debieran ser calificados como crímenes de lesa humanidad».
Elogia el valor de la prensa independiente de Nicaragua
En expresiones de admiración a la valentía, tanto del diario la La Prensa como de todo el periodismo independiente de Nicaragua, Urrejola advierte que, solo el hecho de que su carta y demás información siga llegando a la sociedad es un acto esperanzador.
«Vuelvo a tratar de imaginarme cómo será que la gente de La Prensa va a lograr publicar esto que escribo; entonces caigo en cuenta que ese solo hecho será un acto, un símbolo de esperanza, no tanto por el contenido de estas palabras, sino por el hecho de que —si usted las está leyendo— ocurre que un grupo de personas, trabajadoras de la prensa independiente, supo escabullírsele a un oficialismo que, pese a los intentos de censura, no puede evitar estos frutos de la libertad. La libertad humana se ha dado maña para seguir vital y para seguir dando señas de que puede sobreponerse a la tragedia», elogia la presidenta de la CIDH.
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Apunta que la libertad humana resiste la represión y que los autoritarismos y la impunidad finalmente cederán ante los procesos democratizadores y resalta que en el caso de Nicaragua, habrá un proceso de transición con estándares internacionales más exigentes que nunca antes sobre memoria verdad y justicia. Será un proceso en que la propia sociedad nicaragüense, en la determinación participativa de la verdad sobre lo ocurrido, en base a las lecciones aprendidas, fijará las condiciones de su propio “nunca más”, con especial consideración por las víctimas».
Urrejola indica que las aproximaciones colectivas en el contexto de los futuros procesos transicionales en el país, deben desarrollarse sobre lo esencial del pluralismo político y la necesidad de cuidar escrupulosamente los mecanismos de independencia y control estatal. «La relevancia de la memoria de las víctimas como un dispositivo simbólico de prevención de nuevas derivas autoritarias, lo imprescindible de la justicia y verdad para avanzar sin lastres históricos, son asuntos sobre los que la sociedad nicaragüense ya está reflexionando. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha tenido el honor de ser promotora y partícipe de esa reflexión colectiva sobre un futuro en el que confiamos».
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Asimismo, señala que pese a las difíciles circunstancias que vive el país, ni debe verse como exagerado el optimismo que avizora el proceso democratizador que ocurrirá, más temprano que tarde, en Nicaragua. «Es un optimismo reflexivo, basado no solo en la historia regional, sino que en la propia situación actual de Nicaragua. La libertad humana que resiste y la solidaridad internacional que acuerpa —como se dice por esas tierras—, es decir, la semilla del proceso democratizador que vendrá, como ya ha ocurrido tantas veces en nuestro continente, goza de buena salud en Nicaragua», dijo.
Recalcó que ese optimismo que prevé una pronta democratización de Nicaragua queda demostrada en el hecho que «usted está pudiendo leer estas palabras, escritas en uno de los extremos del continente, a miles de kilómetros de Managua, y publicadas gracias al ingenio y la valentía de periodistas independientes, mientras las instalaciones de La Prensa se mantienen ocupadas por la Policía. La libertad que resiste parece susurrarnos al oído, a modo de antídoto contra la desesperanza y el olvido, lo que en cientos de pequeñas y discretas reuniones de la sociedad civil se pregona: presente, presente, presente».