Después de defender a capa y espada que Ciudadanos por la Libertad (CxL) tuviera una casilla para ir a elecciones y ser el «vehículo» para vencer a Ortega, Kitty Monterrey, presidenta del ilegalizado partido CxL, aseguró en su cuenta de Twitter que «no son casillas… quienes hacen la oposición». El discurso actual de Monterrey dista mucho de su posición en las elecciones regionales del 2019, cuando decidió que el partido que dirigía iba a participar de los comicios organizados por el orteguista Consejo Supremo Electoral (CSE).
En los años siguientes su discurso se mantuvo en la misma línea y desoyó todos los llamados de unidad que hicieron diversos grupos de oposición para la conformación de un solo bloque que hiciera frente al régimen en las elecciones presidenciales de noviembre de 2021. Monterrey guardó silencio sobre estos llamamientos y atacó a la Coalición Nacional, a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y al Movimiento Renovador Sandinista, ahora Unamos.
«Nosotros vamos a seguir luchando, porque es la gente la que hace oposición, no son casillas, no son líderes siquiera, quienes hacen oposición ¡es la gente unida! y a eso es a lo apostamos en Ciudadanos por la Libertad», escribió la dirigente política en su cuenta de Twitter, ahora desde exilio en Costa Rica y despojada de su nacionalidad nicaragüense por el régimen de Ortega.
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El CxL y Monterrey ya estaba listos, con candidatos presidenciales y a diputados inscritos, cuando el CSE decidió cancelarle la personalidad jurídica al partido y eliminar la nacionalidad y pasaporte nicaragüense a Carmela María Rogers Amburn, nombre real de Kitty Monterrey. El CSE no actuó solo, fue el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) quien se prestó para aniquilar al CxL y con ello, la última oportunidad de aglutinar el voto de descontento de la mayoría del país y salir de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Diversos actores de la política nacional hicieron llamados a Monterrey para que olvidara aquel discurso de que la situación de Nicaragua es por una lucha ideológica y que asumiera una actitud conciliadora y abierta para lograr la ansiada unidad de todas las fuerzas opositoras. La dirigente política explicó en una entrevista con Canal 7 en Costa Rica, que su afán de ir a elecciones era supuestamente para «desenmascarar» a Ortega ante la comunidad internacional, pero volvió a defender su cerrazón de aliarse con la Coalición Nacional o con la UNAB.
Antes de perder su personería jurídica Monterrey prefería mantener un discurso ambiguo sobre los posibles resultados de los comicios generales, después de la embestida del régimen contra CxL lo calificó como «fraude electoral» y dijo que la población debe estar preparada para observarlo.
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Monterrey se aferró a su casilla por varios años y participó en dos procesos electorales organizados por el orteguista CSE, el mismo que cuenta los votos desde las municipales del 2008, proceso que fue cuestionado por las delegaciones de observadores internacionales de la OEA y Unión Europea, y que le arrebató su personalidad jurídica, eliminando el último partido que era considerado opositor.
Kitty Monterrey salió al exilio de Nicaragua hacia Costa Rica por puntos ciegos. Después que eliminaron su nacionalidad nicaragüense decidió abandonar el país por temor a ser deportada o encarcelada. En sus primeras declaraciones desde el exilio, dijo que los nicaragüenses deben mantenerse en resistencia dentro y fuera del país y para ello llamó a todo el exilio y diáspora de nicas en todo el mundo a unirse y presentarle al mundo un solo plan de acciones para lograr el derrocamiento del régimen de los Ortega-Murillo.