En su comparecencia por vía telefónica de este 26 de julio, Rosario Murillo, la vicemandataria designada de Nicaragua, volvió a la carga contra los grupos opositores de Nicaragua, a quienes además culpa por la pobreza que enfrenta el país.
La vocera de Daniel Ortega antes de sacar su diccionario de improperios resaltó el supuesto «buen trabajo» realizado por autoridades del Consejo Supremo Electoral (CSE) durante la jornada de verificación ciudadana del 24 y 25 de julio.
«Casi tres millones de nicaragüenses que fuimos a verificarnos porque queremos vivir en paz, porque queremos elecciones libres, soberanas, que nos lleven a ratificar un modelo de lucha contra la pobreza», dije la también primera dama, catalogando ese proceso como una «verificación histórica».
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Sin embargo, Murillo calló sobre las denuncias de anomalías registradas y pasó por alto que en esos mismos días su régimen dictó casa por cárcel contra dos opositores, incluido, otro aspirante presidencial, Noel Vidaurre. Igualmente, no mencionó que este eventual proceso estaría marcado por la suspensión de la personalidad jurídica a sos partidos y los recientes encarcelamientos a cerca de una treintena de líderes políticos.
La dictadura también ha emprendido una campaña feroz contra medios de comunicación independientes. Ante la ola de violencia, diferentes organismos de derechos humanos le exigen a los operadores orteguistas crear verdaderas condiciones para celebrar elecciones libres y justas en el país.
Murillo, quien volvió a tildar de «destructores y vendepatrias» a sus oponentes, no perdió tiempo para achacarles la responsabilidad de la pobreza que enfrenta Nicaragua. «Ese es nuestro enemigo, la pobreza que nos han impuesto, la pobreza que nos quisieron imponer al arrebatarnos la paz y el bien, el terrorismo criminal», catalogando nuevamente de terroristas financiados a quienes no siguen la línea ideológica de la pareja presidencial.
Nuevamente amenazó con palabras cristianas a los opositores expresando que «sabemos que hay justicia, y que Dios Padre nos habla de justicia, divina y terrenal porque los crímenes de odio no pueden quedar impunes», aseguró Murillo. Actualmente se encuentran detenidos más de 130 opositores en el país. Los más recientes arrestos se han dado bajo la Ley 1055 «Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y Autodeterminación para la Paz», normativa creada por los Ortega-Murillo para castigar a quienes ellos designen como «traidores de la patria».
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Esta vez entre sus insultos representó a la oposición como un «huracán de odio» que «prendía fuego a los centros técnicos y se tomó para destruir y torturar las universidades», aseguró Murillo, acciones que según ella se dieron en 2018 en el contexto de las protestas ciudadanas.
Asimismo, los tachó nuevamente de «tranqueros y terroristas» y reiteró que supuestamente los grupos opositores son financiados por el «imperio yanqui» y por ello afirma que funcionan como serviles locales «para destruir en el mundo entero».