La detención de la excomandante guerrillera sandinista Dora María Téllez y de Ana Margarita Vijil fue ejecutada mediante un desproporcionado operativo policial que desplegó a más de 60 efectivos de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP), que se presentaron a la vivienda de las dirigentes políticas, armados como para la guerra y exhibiendo gran violencia contra las dos mujeres; rompieron puertas y las golpearon para luego llevárselas, según denunciaron familiares de las dos opositoras.
«El allanamiento, que fue totalmente arbitrario, contra la casa de Ana Margarita Vijil y Dora María Téllez fue totalmente violento. Durante su captura la Policía desplegó un operativo policial militarizado que incluyó a más de 60 policías de las tropas especiales de la DOEP, cuatro patrullas, vehículos de parapolicías y otros civiles no identificados que rodearon constantemente todo el vecindario», dice una denuncia por escrito que hicieron pública familiares de las detenidas.
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El escrito agrega que los efectivos policiales actuaron con una violencia desmedida, rompieron las puertas de la vivienda y «encañonaron» a las personas que estaban adentro, además de golpear a las mujeres opositoras.
La exguerrillera, conocida también como la Comandante Dos del Asalto al Palacio Nacional y quien fue jefa militar en el frente occidental durante la guerra contra Anastasio Somoza en 1979, fue detenida junto a Vijil, tras el allanamiento a su casa el domingo, 13 de junio.
«¡Aquí no se raja nadie!»
«Según los testimonios de personas que presenciaron el operativo policial de allanamiento y captura contra las dirigentes opositoras, los policías entraron exhibiendo gran violencia contra las dos mujeres, rompieron las puertas. En ese momento encañaron con sus armas de guerra a una de las personas que estaba dentro de la casa, acto seguido, antimotines golpearon a Ana Margarita Vijil (para someterla)», dice la denuncia que también afirma que, mientras Vijil era sometida a golpes y bajo amenazas con las armas de fuego, la dirigente opositora alcanzó a gritarle a sus verdugos «¡Aquí no se raja nadie!».
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«Posteriormente, agarraron del pelo a (la comandante) Dora María Téllez, le dieron un golpe en el estómago para reducirla y la esposaron para luego subirlas (a las dos) a un vehículo donde ya las personas presentes no pudieron verlas», dicen los familiares de las dirigentes del movimiento político Unión Demócrata Renovadora (UNAMOS) y de la Unidad Nacional Azul y Banco (UNAB).
El relato sobre la detención de Téllez y Vijil indica que, luego de la detención violenta de las dos mujeres, los policías quedaron dentro de la vivienda y empezaron a registrarla, revisaron libros, artículos personales, computadoras y cámaras.
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Al momento de desalojar la casa, los policías se llevaron detenidas a dos personas más que estaban ahí, los mantuvieron por más de seis horas en las celdas de Auxilio Judicial, conocido como El Chipote, donde les realizaron tres sesiones de interrogatorios. Los dejaron libres a las 11 de la noche.
«Denunciamos el nivel de violencia y ensañamiento al que fueron sometidas Ana Margarita Vijil y Dora María Téllez al momento de su captura. Ambas opositoras fueron sometidas bajo amenazas con armas de guerra y golpeadas por efectivos de la Policía», dice la denuncia hecha por los familiares de las dos ahora rehenes políticas de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.