La Policía del régimen de Daniel Ortega aprovechó para llevarse todo lo que pudo de los estudios de grabación provisionales del medio de comunicación Confidencial, dirigidos por el periodista Carlos Fernando Chamorro; en un allanamiento ilegal llevado a cabo la mañana del 20 de mayo.
Computadoras, cámaras de video, documentos varios, libros, alcohol gel, mascarillas, incluso, artículos personales de los periodistas, pasaron de manera arbitraria a las manos de la institución. Para ello, utilizaron las patrullas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) que cargó con trípodes y luces, el switcher y control master, editoras de televisión, ¡Querían llevarse hasta los escritorios!, detalla una nota periodística de Confidencial.
«Vaciaron la oficina», dijo el camarógrafo Leonel Gutiérrez. El periodista gráfico resumió con esas palabras el alcance del allanamiento ilegal, luego de ser liberado siete horas después que la Policía se lo llevara «preso» sin brindar información sobre su paradero.

En un derroche de medios policiales no visto ni en operativos contra narcotraficantes o delincuentes en el país, los antimotines se presentaron al centro corporativo Invercasa en Managua, sin ninguna orden judicial, despilfarrando energías para intentar entrar a la fuerza a las oficinas del medio de comunicación.
Confidencial continúa relatando que tras los gritos y forcejeo de policías, cuyas acciones amenazaban con quebrar la puerta de cristal para ingresar, el camarógrafo les abrió. Él y una trabajadora del local que hacía su hora de limpieza eran los únicos que se encontraban en ese momento. La encargada de limpieza, hecha un manojo de nervios, fue sometida por los oficiales a un interrogatorio infructuoso.
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La excusa del régimen para llegar al lugar fue la búsqueda de los directivos de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, cerrada desde hace meses. «¿Dónde está Walter?», gritaba un policía, en alusión a Walter Gómez Silva, administrador de la cerrada Fundación. «Aquí es donde se reúnen y trabajan los golpistas», dijo otro.

En las afueras, la Policía no permitía el acceso al edificio e intentaba evitar que periodistas reportaran el nuevo atropello contra el medio de comunicación. Incluso, los trabajadores de seguridad de Invercasa prohibían que los testigos tomaran fotografías o vídeos con sus teléfonos celulares desde el interior de los edificios contiguos. En esa prohibición de la Policía para que nadie documentara el hecho, fue retenido de manera arbitraria el fotoperiodista Luis Sequeira de la agencia AFP, a quien obligaron a borrar todo lo que había grabado.
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Al camarógrafo Gutiérrez lo obligaron a firmar un documento para «no hablar». «O lo firmás o quedás preso», le advirtieron.
Carlos Fernando Chamorro lamentó que tras la confiscación a su medio de comunicación en diciembre de 2018, nuevamente haya una «amenaza de tropas antimotines que están desplegadas en la oficina» de Confidencial.
«Quieren cerrar por segunda vez Confidencial, pero ya están fracasando, porque nunca van a callar el periodismo. La redacción de Confidencial no está en nuestro medio confiscado y tampoco está en la oficina que allanaron, sino en el compromiso de nuestros periodistas con la verdad», declaró.