La vocera gubernamental Rosario Murillo trató de ocultar en su discurso la usurpación de los edificios donde funcionaba la redacción de los medios de comunicación Confidencial y Esta Semana, donde la mañana de este 23 de febrero el régimen mandó a inaugurar una casa materna que bautizaron con el nombre de la enfermera Camila López. Murillo no hizo ninguna referencia a esa inauguración.
En su monologo de todos los días, a través de los medios al servicio de la propaganda gubernamental, la segunda al mando de a dictadura se dedicó a saludar a gobernantes de países lejanos como al primer ministro Japón, al primer ministro de Brunei, al presidente de Guyana, al emir de Kuwait, al primer ministro de Santa Lucía y al primer ministro de Estonia y en seguida pasó a condenar a los que llama enemigos de la paz refiriéndose muy seguramente a Estados Unidos refiriendo que «ya conocemos a donde están los enemigos de la paz y el cariño en el mundo».
Noticia relacionada: Rosario Murillo contradice a obispos anunciando viacrucis «protegidos» por la Policía
Murillo, que se extendió esta vez por 26 minutos de monólogo mencionando inauguraciones de casas maternas en Paiwas y en Waslala, de estación de bomberos en Boaco, calles en el barrio Jorge Dimitrov en Managua, así como planta de tratamiento de agua y alcantarillado sanitario en Nandaime, proyectos de energía electica en Santa Fe, Puerto Cabeza y en en San Carlos, Río San Juan, pero no mencionó la casa materna en el edificio de Confidencial.
Sin embargo, Murillo sí mencionó la inauguración del Centro de Tratamiento de Diabetes que será inaugurado mañana en el también confiscado edificio que pertenece al ONG, Instituto para el Desarrollo y la Democracia (Ipade), donde el 23 de diciembre de 2020 colocaron el rótulo que anuncia el «Centro Nacional de Diabetología Porfirio García». Este organismo de la sociedad civil es uno de las ONG intervenidas por el régimen acusándolo, igual que al Centro de Investigación de la Comunicación (Cinco), de apoyar las protestas sociales del 2018.
Y como todos los días, Murillo también aprovechó par lanzar sus advertencias a la oposición a quienes, sin dar nombres, les dijo que «nos ocupamos en vivir en paz y seguridad en un país donde nadie puede atreverse a violentar la paz», repitió la vocera del régimen ignorando las noticias diarias en las que se da cuenta de la cantidad de asesinatos y asaltos que contradicen sus dichos sobre país seguro.
Noticia relacionada: Dictadura consuma su confiscación y pone en marcha casa materna en la redacción de Confidencial
Para finalizar, la vicedictadora anunció que se preparan para celebrar en Masaya el aniversario de la llamada insurrección de Monimbó, el 26 de febrero con murales y piñatas para los niños, en un pueblo donde la represión del régimen se hizo sentir con mayor énfasis dada la resistencia de esa comunidad que se enfrentó a la «operación limpieza» que ejecutó el régimen Ortega-Murillo en el 2018 con sus paramilitares y efectivos policiales.
Monimbó le cerró las puertas a Ortega cuando pretendió, en junio de 2018 entrar en caravana asumiendo que sería recibido con vítores, pero en realidad fue recibido por calles vacías y puertas cerradas.
«Vamos a celebrar Monimbó heroico que nos refleja a todos. Del heroísmo de las mujeres y de los jóvenes, para combatir la pobreza, para estudiar y trabajar. El heroísmo que está escrito en la sangre tantos héroes allá en Monimbó», aseguró.