El Ministerio de Gobernación destacó en su último informe semanal que en los diferentes centros penitenciarios se habían efectuado 6,912 visitas conyugales, o sea, un promedio de casi mil visitas diarias de este tipo.
La estadística no tendría mucha relevancia sino porque se trata de un drama humano al cual son sometidas las personas en su mayor parte mujeres que realizan dichas visitas y para lo cual tienen que llegar desde muy temprano, esperar lago tiempo en las filas para ser revisadas tanto al ingresar al centro como a los cuartos donde son auscultadas sus partes íntimas para luego permitirles solo dos horas con el cónyuge .
Artículo 66 conversó con algunos exprisioneros políticos quienes pidieron omitir sus nombres y relataron lo incómodo y desagradable que resulta esta visita por la forma en que son tratados por las custodias del centro.
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A los reos comunes hasta hace poco se les permitía este tipo de visitas cada 21 días y a los políticos cada treinta y en caso de alguna llamada de atención por sus actuaciones en la prisión se suspendían.
Las visitas se realizan en cuartos pequeños donde solo hay una plancha de cemento y los privados de libertad tienen que llevar los colchones o colchonetas de sus celdas. Algunos cuartos cuentan con baño y ducha, pero la mayor parte no posee estas condiciones.
Uno de los exreos comentó que dentro de la llamada cárcel «La Modelo», en Tipitapa, las instalaciones más recientes son las que están el área conocida como La 300, es decir, la de máxima seguridad, pero su estado es lamentable desde el tipo de construcción, el sistema eléctrico ordinario y la falta de ventilación.
Como se recordara, el mejoramiento de los centros penitenciarias se realizarían con el millonario decomiso que el régimen realizó en el caso de Televisa producto del narcotráfico, y donde no solo hubo millones de dólares, sino equipos costosos de televisión que se supone serían subastados.
Prisioneros de la cárcel La Modelo denuncian varios casos de COVID-19 dentro del penal. Foto: Cortesía
Otro exreo consultado expresó que en la visita conyugal apenas se le permite a la acompañante llevar un poco de comida y no puede ingresar ropa de cama limpia ni otros productos de tocador o limpieza.
Además, manifestó, es denigrante el registro que les hacen al ingresar al cuarto y atenta contra la dignidad de la mujer ya que después de pasar por una cámara detectora de metal les practican otro tipo de registro físico realmente desagradable.
A pesar que estamos siendo víctimas de una pandemia y el número de contagios en Nicaragua es abrumador aunque los informes del régimen los minimice, no hay medidas especiales en las visitas conyugales para evitar cualquier tipo de contaminación.
Según Amnistía Internacional en un informe presentado por dos de sus investigadoras a mediados de 2020, «en un esfuerzo por aumentar los cuidados médicos de quienes están en las cárceles, los familiares de los presos ya saben qué preguntas hacerles a sus seres queridos durante las visitas. Con esa información, consultan a personal de salud sobre el tipo de medicinas que pueden acercarles y las medidas de cuidado: distanciamiento, lavado de manos, limpieza».
Si se quejan, les dicen que sus padecimientos son psicológicos. La explicación del sistema penitenciario es que esto (el COVID-19) es una gripe común. Muchas son imposibles de poner en práctica. La cárcel «La Modelo» no tiene agua limpia, los presos que no tienen acceso a familiares beben el agua disponible.
Una persona necesita consumir aproximadamente dos litros de agua por día, aunque necesita acceso a al menos siete litros para cocinar y tareas de higiene, según la Organización Mundial de la Salud.
El consumo de agua no potabilizada, así como la falta de tratamiento ante síntomas de coronavirus pueden causar problemas de salud a corto y a largo plazo, revela la investigación «Las cárceles, con el hacinamiento imposibilitando cualquier medida de distanciamiento social y la falta de otras medidas de higiene, se convirtieron en potenciales incubadoras del virus».
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«Cuando no sabes la temperatura que tiene una persona y no se la trata, fisiológicamente puede derivar en consecuencias directas», explica el doctor Freddy Blandón, quien trabajó como director de Servicios Médicos de Máxima seguridad de “La 300” en 2017 y ahora es parte de una organización de la sociedad civil que apoya a las víctimas de la represión estatal.
Lo que resulta más incomprensible es que el Migob califique las visitas conyugales como parte de las 70 mil actividades que realizaron la semana pasada, como si estas se trataran de alguna acción ejecutiva de la institución y sus dependencias como extender un pasaporte, renovar una visa o apagar un incendio.
Un estudioso del comportamiento de los órganos del régimen explicó que hay una desesperación de informar casi a diario de cualquier actividad que realicen para ser parte de los informes de la vocera del gobierno o aparecer publicado en los medios oficiales y lo cual ha aumentado en los últimos meses, incluso hasta en las embajadas donde reportan cualquier tipo de visita aunque esta sea de carácter social.