Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, invitó a las familias a crecer en la fe y confianza en Dios para soportar las adversidades, tal como lo enseña la Sagrada Familia de Nazaret al enfrentar la tiranía del Rey.
Durante su homilía este domingo, 27 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia, monseñor Báez relató las dificultades que sufrieron Jesús, María y José «como muchas de las familias de nuestros países».
«La familia de Nazaret se vio amenazada por la arrogancia y la violencia de un gobernante criminal. Cuando Herodes mandó a matar a los niños de Belén, Jesús María y José se vieron forzados al exilio. Tuvieron que irse a Egipto, a una tierra extranjera, con todas las dificultades que esto conforma. Allí tuvieron necesidad de comer, de encontrar una casa, de tener un trabajo», reflexionó el prelado en la parroquia Santa Agatha en Miami, Estados Unidos.
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Agregó que «fue una familia como muchas de las familias de nuestros países, que padecen la represión de los poderosos de turno, o pasan grandes penurias económicas. Muchas veces estas familias también se ven obligadas a emigrar, arriesgando sus vidas para poder sobrevivir. En cada familia exiliada está la Sagrada Familia de Nazaret».
«Delante de Jesús, la religión inhumana y los poderes perversos mostrarán sus rostros más oscuros, su historia culminará con una injusta condena y muerte humillante y dolorosa en la Cruz que, como dijo Simeón, será para su madre como una espada que le atravesará el alma». «El mundo de la mentira y la maldad no soporta los profetas que anuncian la verdad de Dios», resaltó.
Ante esas penurias y designios, ejemplificó la fe que mantuvo María que, «aunque no siempre lograba comprender todo, siempre conservaba amorosamente sus palabras, sus recuerdos en el corazón». «Así es el camino de la fe: No se trata de comprender mucho, sino de confiar mucho. No se trata de ver todo con claridad, sino de tener suficiente luz como para soportar las oscuridades».
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«No nos hacemos viejos porque pasan los años, sino porque perdemos ilusiones; envejecemos cuando ya no esperamos y no nos decidimos a empezar otra vez», subrayó.

El obispo, enviado al exilio ante la represión del régimen de Daniel Ortega y por decisión del Papa Francisco, recordó que el Evangelio también nos introduce «en la vida silenciosa y discreta de la Sagrada Familia en Nazaret que, después de haber cumplido todo lo ordenado por el Señor, volvieron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. Dejan el grandioso templo de Jerusalén y vuelven a la Galilea de la cotidianidad, a la vida de todos los días».
Enseñar a amar y enseñar a rezar
Añadió que «a imagen de la familia de Nazaret, nuestras familias también están llamadas a vivir relaciones sanas y maduras, llenas de respeto y ternura. Este modo de convivir es posible cuando acogemos con alegría el amor de Dios y buscamos en todas las cosas Su Voluntad con serenidad y confianza».
«La Sagrada Familia nos revela el secreto más precioso para que nuestras familias vivan relaciones alegres, amorosas y respetuosas: ser familias de fe, inspiradas de Jesús, enamoradas de Jesús».
Subrayó que es necesario educar a las nuevas generaciones en los valores del Evangelio, a través del testimonio de vida. «Es misión de los padres de familia entusiasmar a sus hijos, contagiarlos con el ejemplo para que conozcan a Jesús, se familiaricen con Él en la oración y sigan sus pasos con alegría, responsabilidad y confianza», expresó.
«En el mundo actual, dominado por el relativismo, la decadencia de los grandes valores y las múltiples ofertas espiritualistas se hace aún más necesario que en las familias exista un ambiente propicio que ayude a crecer en la auténtica fe». «Si nuestras familias viven abiertas al amor de Dios, como la familia de Nazaret, de ellas brotarán personas maduras, con un gran corazón, disponibles para compartir y dispuestas a comprometerse por un mundo mejor», finalizó.