Con su acostumbrado discurso «antimperialista» y tildando a Estados Unidos de «sinvergüenza», aunque unas pocas palabras más adelante dijo que quería buenas relaciones con ese país, Daniel Ortega le tomó la juramentación a los nuevos oficiales del Ejercito de Nicaragua que se graduaron en la XXV promoción de cadetes del Centro Superior de Estudios Militares (CSEM) durante un acto público realizado la noche del viernes, 11 de diciembre en Managua.
Ortega usó su viejo discurso confrontativo, bélico, pero a la vez confundido en los hechos históricos, no obstante, fue bien claro cuando se refirió a la potencia norteamericana, a quien acusó de estar financiando a la oposición nicaragüense para unirlos en contra de su administración y, poco después, también le criticó su sistema electoral y su democracia, a la vez que tildaba de terroristas y arrodillados a los que le adversan políticamente en el país.
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«Nosotros queremos buenas relaciones con Estados Unidos, relaciones respetuosas, pero que dejen de andar conspirando con todos los terroristas, los golpistas, los que asesinaron en abril de 2018, los andan alimentando de nuevo y andan buscando cómo unirlos, dándoles los recursos, para que en 2021 puedan poner a un presidente arrodillado, al servicio de la política intervencionista», azuzó el dictador frente a los nuevos militares.
Para luego agregar, que «esa imagen que Estados Unidos quiere vender de que son la democracia perfecta, hace rato que está deteriorada esa imagen, y sino recordemos los crímenes que se cometieron por el derecho al voto de las mujeres, por el derecho de los trabajadores, se cometieron los crímenes contra los trabajadores que protestaban y que luego fueron asesinados, algunos en el momento de la represión, y luego juzgados esos trabajadores, y luego ahorcados esos trabajadores, solo por reclamar que les bajaran las horas de explotación».
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«Simplemente lo que estamos viendo ahí es la hipocresía, la doble moral, lo que es una actitud como diríamos aquí, de sinvergüenzas, son sinvergüenzas, con qué autoridad andan reclamando en otros países que tienen que dar elecciones democráticas», exaltó Ortega.
Y remató, cuestionando las elecciones del país del norte como para poner a salvo su propio sistema electoral, «Quieren dar lecciones de democracia en el mundo, quieren decidir ellos cómo deben de ser los gobiernos del mundo, quieren decidir qué partido debe de ganar en el mundo, y ahí están ellos acusándose de fraude, y no de ahora, ya en varias elecciones se han venido acusando de fraude, y es que tienen un sistema electoral donde el voto del pueblo no vale, porque vota el pueblo, pero de nada sirve que el pueblo vote, porque después en cada Estado, los delegados de cada partido eligen a quién va a ser el presidente».
Añorando sus mejores tiempos con el COSEP
Aunque el acto era militar y como tal, el jefe de la dictadura Ortega-Murillo se extendió en sus historias bélicas, a veces confusas, también le dio su pasada a los opositores y a los empresarios. A los primeros les llamó «arrodillados» y «golpistas» y a los del Consejo Superior de la Empresa Privada, sin mencionarlos directamente, les recordó sus mejores tiempos en la llamada época de «diálogo y consenso».
«Entre el año 2007 y el año 2016 tuvimos un crecimiento, y aquí ganaban los empresarios, pero ganaba el pueblo, ganaban los trabajadores, ganaban los campesinos, pero ellos (Estados Unidos) siempre están con el problema que quieren poner gobiernos, y donde sale un gobernante que no fue puesto por ellos, entonces ya no les gusta, porque tienen una mentalidad expansionista y siguen actuando como una potencia hegemónica».
«Ahí mismo están nuestras raíces, ahí vienen nuestras raíces, nuestras raíces vienen desde un poco más atrás, vienen desde la resistencia, la lucha que libraron, en condiciones totalmente desiguales nuestros antepasados, Diriangén, Nicarao, lucharon contra los invasores, en luchas totalmente desiguales, pero es que además los invasores venían manipulando la cruz, y combinaban la espada con la cruz, para someter a nuestros ancestros. Nosotros de ahí venimos de nuestros ancestros. De ahí viene la lucha, la lucha que ustedes llevan en las venas, las luchas por la patria, la lucha por la libertad. Y es una lucha porque queremos paz los nicaragüenses».
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Finalmente, Ortega, que ostenta el cargo de jefe supremo del Ejército de Nicaragua, arengó a los nuevos oficiales recién graduados reconrdandoles el origen del Ejército al que ahora pertenecen.
«Este Ejército se forjó como se forja el acero, este Ejército se ha forjado, porque así se ha forjado la historia de nuestro país, y tenemos una enorme riqueza, una enorme fortaleza, que no es la riqueza, que no es el oro, que es la consciencia, sentirnos orgullosos de ser portadores, herederos de esta historia heroica, que seguiremos defendiendo la paz, porque queremos la paz, porque siempre hemos defendido la paz, aun en periodo de guerra», dijo Ortega, intentando politizar una institución que por Ley, debe ser apolítica y no deliberante.