No conocí a Lenín Aguirre Vallejos y Wendy Katiuska Chávez Araica, quienes la noche del 29 de octubre de este año fueron atropellados mortalmente cuando viajaban en moto en los semáforos de Villa Fontana, pero al saber la noticia me impactó y sentí como si fueran parte de mi familia, quizás por lo que significa truncar dos vidas jóvenes y enamorados en medio de un mar de ilusiones y esperanzas que afloraban en sus mentes y que en mucho tiempo fue y continúa siendo parte de nuestras vidas.
Esta semana, el abogado defensor del conductor promovió el acuerdo de mediación ante la jueza que llevaba el caso donde el acusado Rudy Ortiz pidió perdón a la familia, afirmando que jamás pensó causar este daño y que su familia “también está llevando con profundo dolor”.
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La Fiscalía dijo que Ortiz Sevilla conducía en estado de embriaguez extrema, con una concentración de 2.35 gramos de alcohol por litro de sangre, y según el peritaje de los agentes de la Dirección de Tránsito el victimario viajaba en una camioneta Toyota Hilux, a una velocidad de entre 87 y 97 kilómetros por hora, cuando la velocidad permitida en esa zona es de solo 45 kilómetros.
Lenín Aguirre fue catapultado cayendo sobre el adoquinado y Wendy, fue proyectada por los aires hasta impactar en uno de los lados de otro vehículo pereciendo los dos casi en forma instantánea.
Lenín Aguirre Vallejos y Wendy Katiuska Chávez, las víctimas mortales del accidente en Villa Fontana. Foto: Tomada de las redes sociales
Según el informe de la Policía, el equipo técnico de investigación de accidentes constató que Rudy Sebastián Ortiz Sevilla, de 42 años, conducía en estado de ebriedad y a exceso de velocidad, no guardó la distancia e impactó a la motocicleta, conducida por Gerald Lenín Aguirre Vallejos, llevando como pasajera a Wendy Katiuska Chávez
Tampoco conozco a Rudy Ortiz. Solo supe que es y no sé si aún todavía, ejecutivo de una empresa del sector, pero cuando leí la noticia de la muerte de estos jóvenes sentí un dolor más alla de la simple noticia y más aún saber que pensaban contraer matrimonio en pocas semanas.
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La jueza aseguró que se llegó a un arreglo con los familiares de ambas partes para ordenar la libertad del victimario y como dice el precepto jurídico: “La ley es dura, pero es la ley” . Dura para quien o para quienes no tienen la posibilidad de llegar a un arreglo, pero no para quienes no lo tienen.
No se conocieron los detalles del arreglo entre el victimario y la familia de los dos jovencitos que en algún momento pensaron formar una familia, comprar su casita y tener un hogar como el que cualquier pareja desea en una ciudad cada día mas llena de violencia, accidentes, asaltos, crímenes, epidemias, y desempleo.
Las estadísticas del Poder Judicial reflejan que la mayoría de los casos de las víctimas por accidentes de tránsito terminan en mediación …. ¿Cuánto habrá recibido la familia? No sabemos y no importa.
Lo que si queda, es una lección para el irresponsable conductor quien debió haber pensado que si iba a embriagarse en cualquier lugar cerca de donde ocurrieron los hechos, es obligatoria la reflexión, no solo por él, sino por los daños a su familia, y lo que ocasionó a otras familias que ahora sufren en dolor de sus seres queridos.
El volverá a su casa y como declaró la jueza ha causado dolor también a su familia, pero ¿podrá abrazar a su cónyuge y sus hijos que también deben haber sufrido esta tragedia? Pero, las familias de los fallecidos, ¿cómo pasaran estas navidades?