La virtual nueva vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha sido calificada por los medios noticiosos como una mujer de línea dura y en especial contra la corrupción, la discriminación y los abusadores y depredadores sexuales.
Según despachos internacionales su especialidad como fiscal fue la de perseguir a depredadores sexuales, acosadores seriales y estafadores. Por esa razón, repitió en la campaña que era la mejor preparada para enfrentar a Trump.
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En el Senado aseguran que durante las audiencias es la que hacía las preguntas más duras y capciosas. Lo mismo ocurrió en los debates de las primarias demócratas con los otros 19 candidatos cuando todavía atacaba a Biden, que estaba primero en las encuestas.
A partir del 20 de enero, Kamala Harris tendrá su oficina en el edificio de estilo francés ubicado a un costado de la Casa Blanca con un pasillo subterráneo que la lleva a una puerta muy cercana al Salón Oval. Allí, tendrá que desplegar el papel que más le gusta: el de la implacable fiscal.
Harris se graduó en Ciencias Políticas y Economía en Howard University de Washington, y se doctoró en derecho en la Universidad de California y según algunos medios la tentaron de varios estudios de San Francisco, pero “ella prefirió iniciar su carrera directamente en la función pública”.
En declaraciones al periodista nicaragüense Ivan Taylor, de Univisión, en el mes de septiembre dijo: “Yo jamás diré que (Nicolás) Maduro es una persona con la que debemos de coquetear como lo ha hecho (Donald) Trump, es un dictador y a los venezolanos se les debería de otorgar un TPS (Estado de Protección Temporal) de eso estamos convencidos, lo mismo sucede con Nicaragua, cuando vemos todo lo que ha hecho (Daniel) Ortega, estamos claros son dictadores”.
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Una publicación del Semanario español Hispanidad recalca que “no obstante, la moderación de Kamala es únicamente formal. En materia ideológica, es una de las abanderadas de todas las causas radicales progresistas. La elección de Kamala no es casual, cumple todos los tópicos progres: mujer de color y además asiática, feminista, abortista y pro LGTBI”.
Tampoco es casualidad la edad de la candidata, por cuanto Kamala se configura por el Partido Demócrata no solo como candidata a vicepresidenta sino también, quizás, como posible sucesora de Biden, en caso de que, llegado el momento, la aparente senilidad de Biden resulte insostenible.