En los corrillos literarios ha sido objeto de comentarios una nota enviada por la Embajada de Roma y la cual contiene un sinnúmero de dislates gramaticales sobre una actividad del excomisionado de la Policía de Nicaragua, escritor, y ahora embajador y autor de varios libros de cuentos y novelas además de ser un conocido investigador dariano.
La nota se refiere a una visita del embajador Francisco Bautista Lara a un centro de estudios de enfermedades mentales en un hospital de Roma y donde se informó que el representante en el Vaticano coordinó con su colega italiana la presentación de cartas credenciales enviadas por el Gobierno de Nicaragua para oficializar su nombramiento ante la Soberana Orden de Malta, creada en el Siglo XI en el marco de las cruzadas y reconocida por las naciones como “sujeto de derecho internacional” y también miembro observador permanente ante las Naciones Unidas, con sede en Roma, en el Palacio Magistral, según reza la nota oficial en el medio digital del gobierno.
Noticia relacionada: Se pospuso el beisbol, pero las óperas no
Lo que llama la atención que en dicha nota periodística de apenas 400 palabras se utilizó seis veces el signo de la arroba para involucrar al género femenino y masculino presentes en dicha reunión así como un uso indiscriminado de mayúsculas y falta de puntuación que son propios del lenguaje chamuco, impuesto por Rosario Murillo, usado en los medios de propaganda del régimen.
Como es sabido, la Real Academia ha criticado el uso de la arroba como sustituto en el lenguaje de género, ya que es utilizado únicamente como un signo informático y en aritmética como 25 libras de algún producto especialmente granos básicos.
Ortega nombra a Francisco Bautista Lara como embajador ante el Vaticano
El embajador que desde que asumió el cargo ante el papa ha realizado incesantes visitas a instituciones y colegios de Italia promoviendo la cultura dariana y la riqueza del idioma castellano parece haber claudicado ante la imposición de un estilo conocido como chamuco, por las continuas aberraciones al léxico rompiendo las normas elementales de la gramática , lo que parece indicar que el escritor y ahora embajador ya no revisa dichas notas y las ha dejado a la redacción de los noveles periodistas de los medios oficiales.