Una furibunda Rosario Murillo atacó nuevamente a los grupos de oposición de Nicaragua. La vicedictadora y vocera gubernamental aprovechó su monólogo en los medios oficiales para continuar responsabilizando a sus adversarios por la inestabilidad del país, Otra vez los llamó «miserables y migajas humanas», pero también les agregó otros descalificativos como «rostros desfigurados por el odio y rabiosos».
En su intervención de este 21 de octubre, la segunda al mando vendió los proyectos sociales del régimen como la mejor acción de todos los gobiernos que han habido en la nación, exaltando, según ella, la bondad y la nobleza de la administración a cargo de Daniel Ortega, a quien acusan organismos internacionales de derechos humanos de crímenes de lesa humanidad y de ser el que dio la orden para reprimir con balas a los nicaragüenses que iniciaron a protestar pacíficamente en abril de 2018.
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Murillo, resaltando los supuestos avances en el sector salud, se fue contra quienes ella considera sus «enemigos», de quienes dijo que «tanto les duelen los hospitales a la miseria humana, los hospitales, los centros de salud, los puestos de de salud, las jornadas de vacunación, todo lo que nos hace creer y crear, todo eso es parte de un proyecto invencible, cristiano y solidario».
Amparándose en su supuesta cristiandad, Murillo siguió con su rosario de improperios. «Siempre hay ruines, malvados, que disparan contra todo lo bueno y, sobre todo, contra lo que llega a quienes no pueden acceder por esas condiciones de injusticia que se labraron en Nicaragua a través de las décadas de dominio (gobiernos liberales), pero contra esos programas de bien no pueden disparar».

La también sancionada primera dama reiteró su famosa frase de «¡Ni pudieron, ni podrán!», al tiempo que tildó a sus oponentes de «rostros desfigurados por el odio, que vemos con alguna frecuencia, cada vez menos, pero sobre todo que vemos en medios de difamación internacional, medios que sirven para distraer, para calumniar, medios que no conocen Nicaragua, nunca han estado aquí, no saben cómo vivimos»
Seguidamente, se autoalabó por su supuesto amor a Dios y criticó a «quienes no conocen la fe», en medio de su retahíla mezclada con sus plegarias a Dios y su supuesto cristianismo. «No hemos dejado de caminar un solo día, pese al terrorismo, al vandalismo de los malignos, las migajas miserables», expresó Murillo, quien de nuevo, les recriminó de estar en desacuerdo con «el progreso de los excluidos, por sus apellidos que creen nobles, innobles apellidos, los que disparan ayer y hoy; los mismos, cometiendo crímenes contra la humanidad, pero son los mismos los que disparan contra el bien». El progreso del que alardea es lo afirma genera la «rabia de los miserables», aunque no señala los índices de pobreza del país ni los señalamientos a sus programas clientelistas.
Si traducimos su lenguaje “culto” a palabras de uso cotidiano dentro de los barrios, podriamos encontrar sinónimos. Por ejemplo:
innobles = vulgares
vendepatria = h.. de pu..
migajas humanas = poca cosa
miserables = come m…
O sea su lenguaje, no tiene desperdicio, ni siquiera con los que utilizó la del tonel de basura en Reparto Shick o el de la mujer que se queja de ENACAL en el dique