Un lujoso motel de quince habitaciones y con un costo mayor al millón de dólares fue exonerado de todos los impuestos por su construcción y por las operaciones para los próximos diez años, mediante el programa de incentivos al sector turístico del país que tiene el Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR).
Según declaró su propietario José Bojorge, durante una rueda de prensa organizada exclusivamente para medios oficialistas, dicho motel es de cuatro estrellas y es el primero de este tipo construido en el país, ya que tiene lujos y atractivos, artefactos y curiosidades sexuales, así como ventanales de vidrio importados directamente de China.
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El propietario del motel se mostró emocionado por las facilidades que le brinda el Intur y celebró que durante los diez años venideros «no pagaré ningún centavo de impuestos».
Igualmente informó que además de este lujoso motel tiene otros proyectos similares, así como restaurantes y apartamentos en otros puntos de Managua. Bojorge no especificó si para estas nuevas inversiones también contará con la exoneración fiscal del sector turismo.
La Ley 306, o Ley Incentivos para la Industria Turística de la República de Nicaragua establece en su artículo cuatro los negocios que están cubiertos por la normativa, y los moteles sí pueden recibir incentivos fiscales, pero deben de cumplir con la característica de ser «instalaciones orientadas al automovilista viajero y turista, que se dediquen por su situación cercana a carreteras y por la proximidad del aparcamiento a las habitaciones, con servicio de limpieza pero no necesariamente de alimentación y que para los efectos de esta Ley cumplen con los requisitos de Hospederías Mayores, y del Reglamento de Hospedería».
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La prensidenta de la Cámara de Turismo de Nicaragua (Canatur), Lucy Valenti, agregó que «la ley de incentivos contempla moteles pero no los del tipo que se conocen en Nicaragua, sino más bien los que son para viajeros y turistas como los que existen, por ejemplo, en Estados Unidos».
Claramente, los moteles que existen en el país, así como el negocio de Bojorge, no son para alojamiento de viajeros ni turistas, y los muebles que se aprecian en los reportes televisivos de los canales del gobierno dan fe del verdadero servicio que prestan.


Otro hecho llamativo de esta información que ha sido propagandizada ampliamente por el oficialismo, es que mientras la industria turística, especialmente hoteles y restaurantes han reducido sus actividades casi en un cincuenta por ciento, debido a la crisis política y a la pandémica del COVID-19, un dueño de motel invierta más de 1.2 millones de dólares.
Además, la dictadura libra de impuestos a un negocio lucrativo de la industria sexual, dos meses después de que, en plena pandemia del coronavirus, gravara con hasta el 40% de impuestos los insumos médicos y respiradores artificiales, los cuales eran urgentes para atender a pacientes con problemas respiratorios, síntomas del COVID-19, en hospitales, clínicas privadas o adscritas al Seguro Social.