El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, convirtió en comisionados generales a siete jefes de la institución represiva, entre ellos a Fidel Domínguez Álvarez y Juan Valle Valle, efectivos policiales que han jurado lealtad al tirano y a su partido, y que estuvieron involucrados en los actos represivos contra los manifestantes opositores. Ortega elogió a su aparato policial como «defensores de la paz».
Además de Domínguez y Valle, Ortega también ascendió a comisionados generales a los hasta hoy comisionados mayores Carlota del Socorro Espinoza Aragón, Antonio Yuri Valle Olivares, Pedro José Rodríguez Argueta, Clifford Alberto Tijerino Pérez y Julio César Sánchez Reynosa.
Domínguez, destacado en acciones reprisivas y de tortura contra opositores de León, fue el jefe policial que se mostró más embelezado y sumiso frente a Ortega, en el momento en que el mandatario le imponía el nuevo grado en los hombros.


Para no dejar dudas del papel partidario de la institución que hasta hace una década se ufanaba de su carrera por la profesionlización, la vicepresidenta Murillo leyó el acuerdo presidencial en el que señala que la Policía es «continuidad histórica y evolutiva de la Policía Sandinista», para advertir a los mandos la fidelidad que le deben al FSLN.
El austente
En el acto fue notoria la ausencia del sudirector de la Policía, comisionado Ramón Avellán, quien hace varias semanas salió del hospital de la Policía, por aparente contagio del COVID-19. Ni Ortega y Murillo, ni el mismo jefe de la institución mencionaron al desaparecido Avellán, pese a que es uno de los más connotados jefes de la represión y que ha sido señalado por la población de Masaya como el responsable de decenas de asesinatos y secuestros políticos en ese departamento.
Durante su intervención, en el acto por el 41 aniversario de fundación de la Policía, el mandatario rememoró sus trasnochadas anécdotas de intervenciones norteamericanas, en las que arremetió contra los organismos defensores de derechos humanos, destacó el derrocamiento de la dictadura somocista remojó el papel partidario de la institución a la que llamó, descaradamente «Policía Sandinista».
Noticias relacionadas: Régimen ascenderá a comisionados generales a represores de los nicaragüenses
«Esta lucha por la paz es una lucha permanente, que la hemos venido librando, desde que Nicaragua existe. Y yo diría que una lucha por la paz es una lucha que sigue siendo una lucha imprescindible para la humanidad», señaló Ortega.
Acentuó la presencia de la «Policía voluntaria» en las filas de la institución, nombre que con el que bautizó hace dos años a los grupos paramilitares encargados de reprimir a los manifestantes que se alzaron contra su régimen, en abril de 2018.
Seguido, el presidente arremetió contra personas, que según él, quieren sembrar inestabilidad con campañas de «odio» y «cizaña».


«Hay gente que no quiere paz, aferrada a una mentalidad totalmente conservadora. Se quedaron en el pasado y quieren reeditar las luchas del pasado», indicó Ortega.
«La gente se molesta y les dicen que nos dejen trabajar en paz, que nos dejen trabajar con tranquilidad», añadió el gobernante, quien ha sometido al país en una profunda crisis sociopolítica y económica, en medio de la imposición de un estado policial.
«La paz que tendríamos aquí en Nicaragua si actuáramos todos de esa manera, Ama a tu prójimo como a tí mismo, la paz que tendríamos en el mundo, si actuáramos de esa manera, pero hay sembradores de cizaña», agregó.
Ortega también galardonó a la institución sancionada con la Orden «General Augusto C. Sandino» en su máximo grado «Batalla de San Jacinto», por su «bravura, eficiencia» que simboliza la continuidad del legado de Sandino.
«Hemos sabido luchar, combatir y vencer», señaló la vicemandataria durante el acto de lectura del Acuerdo presidencial.
El jefe de la Policía, primer comisionado Francisco Díaz, consuegro de Ortega, destacó que la Orden representa el «legado histórico, soberanía, dignidad y autodeterminación», asumiendo con total obediencia el mensaje de sumisión partidaria que ha impuesto la dictadura sandinista contra la institución.
Noticias relacionadas: Estados Unidos sanciona a la Policía orteguista y tres comisionados que ejecutaron la represión
«Nos sentimos orgullosos, con principios y valores sandinistas revolucionarios (…) ratificando lealtad y obediencia a la jefatura suprema», dijo Díaz, al recibir la condecoración.
En el contexto de la pandemia del COVID-19, Ortega, quien se presentó sin mascarilla, ignorando las recomendaciones de las organizaciones internacionales de salud pública, señaló la necesidad de crear un nuevo modelo económico que priorice la salud para enfrentar las pandemias.
Al respecto, criticó la situación de Estados Unidos frente a la pandemia, haciendo referencia al aumento de casos confirmados y supuesta falta de acceso a la salud, pese a su desarrollo económico.
Tras culpar a las protestas sociales por el deterioro económico en el país y justificar la falta de cuarentena en tiempos de pandemia, Ortega volvió a ignorar la promesa de la vacuna rusa que su gobierno asegura se producirá en Nicaragua.


«Y de repente cuando parecía que ya se venía superando la pandemia, todavía no logra ser superada. Y en algunos laboratorios donde parecía que se estaba trabajando ya en la vacuna (…) ayer tuvieron que detener la vacuna. Este es un pueblo que no se ha quedado paralizado frente a esta epidemia (…), pero a seguir luchando por la vida, por el trabajo, y el turismo», dijo el jefe del Ejecutivo nicaragüense.
Asimismo, el gobiernante justificó las trabas que sufren los nicaragüenses para ingresar al país, pese a que la administración sandinista promueve y celebra actividades masivas cada semana.
«Y para enfrentar una situación como esta se necesita paz, estabilidad, que permitan que el país logre caminar, como venimos caminando, es decir, que logremos desarrollar actividades económicas, productivas, que se logre garantizar educación, salud, como lo hemos venido haciendo y en esto es importante aquí el mensaje de la paz», indicó.


Por su parte, la vicemandataria Rosario Murillo -tras finalizar el acto- continuó con su discurso de vituperios contra opositores a quienes llamó «puchos insignificantes».
Durante el acto también se condecoró con la Medalla al Servicio al personal médico de la policía del Hospital «Carlos Roberto Huembes».
Muy bien sigan así para qe todos los qe armaron el desorden y quebraron el país no se atrevan de nuevo qe qerer trancar ni saquiar.
Viva la policia más efectiva de Centroamérica
Moclinmandante condecorando al Hospital de Moclines empezando con el Director, que encierra en su oficina a las que le echa el ojo, y al resto de sus sapos . El peor hospital escuela , Nepotista desde sus cimientos, y formando sin meritos a un monton de matasanos que solo con ser serviles ya les dieron su especialidad y cargo