La vocera del régimen orteguista y vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, dedicó su intervención de este lunes, 29 de junio de 2020, para recordar la muerte del simpatizante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Bismark Martínez, ciudadano que desapareció el 29 de junio de 2018 y después el régimen orteguista señaló que los opositores lo mataron en el contexto de las protestas.
Murillo hizo alusión a lo que ella denomina «crimen de odio», pero calla sobre los centenares de asesinatos de nicaragüenses en el marco de la rebelión de abril, donde señalan a policías y paramilitares como los responsables. «Hoy estamos a dos años del atroz asesinato, crimen de odio, que cometieron en la persona, el ser humano extraordinario que fue Bismark Martínez, cuyo legado disfrutan tantas familias que hoy viven en lotes o en casitas en el programa nacional Bismark Martínez», recalcó la primera dama.
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La dictadura orteguista maneja el caso de Martínez como un trofeo, para demostrar «las desapariciones” y asesinatos de sus militantes, presuntamente realizados por opositores, aunque guarda silencio por los más de 325 asesinatos certificados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como «crímenes de lesa humanidad».
Aunque se encargó de desempolvar ese caso, Murillo nuevamente evitó referirse a la pandemia del coronavirus y se dedicó a leer un reporte del Ministerio de Salud (Minsa) donde habló de enfermedades como la malaria, la leptospirosis, el dengue, pero ni una palabra del COVID-19.
Oficialmente, el Minsa reconoce 2,150 casos confirmados de coronavirus y solo 74 muertes, aunque el Observatorio Ciudadano eleva la cifra de decesos en Nicaragua a casi los 2,000. « Las estadísticas que tenemos, disminución del 52% en relación a 2019 en cuanto a dengue y 17% en relación a la semana anterior, 16% menos de casos de neumonía aunque 175% más de fallecidos en relación al año pasado», reconoció la vicedictadora.
Al régimen se le cuestiona por no implementar medidas efectivas para hacer frente al COVID-19 y más bien promueve las aglomeraciones y procesiones paralelas, pese a que la Iglesia decidió suspender la mayoría de actividades religiosas, e, inclusive, las misas. Murillo aunque se proyecta como súper ministra, en cuanto a la pandemia a preferido omitir el tema como parte de la campaña que tienen por minimizar la emergencia sanitaria.
Ya sabemos que está desdichada enferma mental sólo habla cosas incoherentes todo el pueblo Está claro de quienes son no le hagan más publicidad de la que tienen y luchemos por sacar este caso pandémico del país