Funerarias de Nicaragua incrementan en 150% su demanda de ataúdes

El régimen de Nicaragua reconoció de forma oficial el primer caso confirmado por COVID-19 el 18 de marzo de 2020. El 26 de ese mismo mes, el Ministerio de Salud (Minsa) señaló que en el país se había registrado a la primera víctima por la pandemia, pero fue a partir de abril que el negocio de fabricar ataúdes en Nicaragua comenzó a crecer de forma exponencial, al mismo ritmo que aumentaban los casos o fallecidos por la enfermedad.

Pese a que el gobierno solo asume 64 fallecidos por coronavirus mientras el Observatorio Ciudadano COVID-19 supera los 1,500 decesos, la demanda en las funerarias pareciera acercarse más a las del organismo independiente. Evel Zúniga, de Funeraria La Católica y La Auxiliadora, en Managua, señaló en entrevista con el periodista Iván Olivares que antes de abril de este año atendían un promedio de cinco a seis servicios funerarios por día, pero con la entrada del virus se han visto obligados a contratar más personal y además, mayores equipos de protección.

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Zúniga dijo en el programa Esta Semana que ese promedio se duplicó en abril y mayo. “De 60 servicios que hacíamos en el mes, estamos hablando que pasamos a 350, 360 en el mes. Y en cuanto a servicios diarios, alrededor de 12 o 15”, recalcó.

Esta realidad se repite en otras empresas que se dedican a fabricar ataúdes. Denis Reyes, de Funeraria Monte de los Olivos, afirma que antes de la pandemia lo normal de su demanda se centra en dos o tres servicios de tipo, pero el mes de mayo lo califica como “un mes impresionante”. Sostiene que “de venir de dos o tres servicios pasaron a atender hasta diez servicios en un solo día.

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Para Zúniga, de Funeraria La Católica, este dramático panorama solo lo habían visto para el terremoto de 1972 y en la década de los 80, cuando en el país se enfrentaba una guerra. Aunque la dictadura orteguista intenta ocultar las cifras por coronavirus, las actas de defunción los desmienten. A las funerarias las epicrisis que han recibido también son por “neumonía atípica, infarto o insuficiencia respiratoria”, mismas causas que los familiares de las víctimas desmienten y aducen que su pariente tenía el virus, pero que los médicos escribieron otro diagnóstico.

En Nicaragua hay en promedio unas 60 empresas que se dedican a brindar este servicio. Al menos en las funerarias consultadas por Olivares, en todas se ha contratado mayor personal, la fabricación de ataúdes se ha triplicado y para los sepelios se garantizan trajes especiales para proteger a los trabajadores. Aunque la epicrisis no diga COVID-19, pero sí otra causa asociada la empresa trata el entierro como si se fuese un fallecimiento por el virus.

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Garit Estrada, asistente de gerencia de Funeraria L.A., sostiene que a la fecha están fabricando hasta cuarenta féretros por día y antes no pasaban de la docena. “Vemos el acta de defunción y si son casos respiratorios nosotros los tratamos como coronavirus y tomamos nuestras propias medidas. Le decimos al cliente, porque hay casos que el cliente no cree que fue el virus que está causando la muerte de la persona”, resaltó Estrada.

La situación también devengó en el aumento de los precios de los materiales, en especial, la madera y la pintura. Los fabricantes dicen que hasta un 50%. Esto ha llevado a que suba el precio de la caja. “Si antes costaba 8,000 córdobas ahora el precio de la caja anda por los 16,000”, mencionó Estrada, quien agregó que en “tiempos normales” no pasaban de “15 cajas diarias y ahora están pasando a 25 cajas diarias listas para vender y hemos incrementado la producción en bruto de las cajas”.