Una sucinta radiografía del campo norteamericano arroja las siguientes cifras: el pasado año (2019) el sector cerró el ejercicio con unos ingresos netos de US$ 85.000 millones de dólares (según la previsión del Departamento de Agricultura), un 10,2 por ciento más respecto al año anterior pero un 32,3 por ciento menos que el pico de US$ 136.600 millones de dólares en 2013. Esto significa una sangría de casi US$ 6.800 millones de dólares cada año. Es decir, unos US$ 19 millones de dólares en pérdidas diarias para un sector de dos millones de personas.
Dos elementos claves para explicar este derrumbe. Uno es de carácter más puntual; el otro, sin embargo, es mucho más estructural y de calado. El primero es la guerra comercial de Trump con China en particular y con medio mundo en general (Unión Europea, América Latina, etc.). El segundo, el cambio en los últimos años de los patrones climáticos a los que se estaba habituado en Estados Unidos.
El maíz y la soja son los dos cultivos claves en Estados Unidos. Según el Departamento de Agricultura, en 2018 el valor anual de la cosecha de maíz ascendió a unos US$ 47.000 millones de dólares. En segundo lugar, se situó la soja, con US$ 35.850 millones de dólares. El siguiente cultivo fue el heno, con US$ 15.600 millones de dólares.
Cuba
En medio de fuertes sanciones de Estados Unidos y el nerviosismo de sus socios, el Gobierno de Cuba intenta saldar sus millonarias deudas vencidas desde hace un año con Francia, España, Bélgica, Austria, Reino Unido y Japón. De acuerdo con una fuente diplomática, Cuba debía reembolsar en 2019 entre 32 y 33 millones de dólares, de un total de 82 millones de dólares adeudados.
Ante este problema, el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas prometió que la isla pagará a más tardar en mayo 2020, según una carta dirigida a la directora general del Tesoro francés y presidenta del grupo de países acreedores de Cuba, Odile Renaud-Basso.
Cuba quedó entonces aislada de los mercados internacionales desde 1986 hasta 2010, por suspensión de pagos, cuando varios países le condonaron prácticamente toda su deuda, entre ellos China en 2011 (US$ 6 mil millones de dólares), México en 2013 (US$ 400 millones de dólares) y Rusia en 2014 (US$ 35 mil millones de dólares). El acuerdo con el Club de París marcó, en 2015, su retorno a los mercados financieros internacionales, pues 14 países –la mayoría europeos– pactaron eliminar US$ 8 mil 500 millones de dólares de los US$ 11 mil 100 millones de dólares que la isla les debía.
Cuba enfrenta el endurecimiento del embargo que Washington le aplica desde 1962, con leyes que penalizan a empresas extranjeras si hacen trato con la isla, medidas de presión sobre los bancos y otras que limitan las visitas de ciudadanos estadunidenses. Asimismo, sufre el impacto de la situación en Venezuela, su gran aliado y proveedor de petróleo, mientras sus principales fuentes de ingresos están a media asta.
En 2019, por primera vez en una década, la llegada de turistas cayó 9.3 por ciento y el envío de médicos cubanos al extranjero sufrió el retorno de 9 mil profesionales debido a disputas diplomáticas, especialmente con Brasil. Según las cifras oficiales más recientes, la deuda externa aumentó 53 por ciento entre 2013 y 2016, y alcanzó US$ 18 mil 200 millones de dólares.
En este contexto, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, expresó que la estrategia norteamericana incluye el recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, con el fin de asfixiar su economía, así como los intentos de Washington para impedir, desde el pasado año, la llegada de petróleo a la isla, y la persecución financiera, que “sentimos todos los días”. “Hemos trabajado con el 50-60 por ciento de la cifra habitual de combustible, lo cual ralentizó la actividad económica nacional”.