Mientras la familia Ortega-Murillo celebraba la Purísima Concepción de María, en el norte de Nicaragua la Policía Nacional encarcelaba al sacerdote Ramón Alcides Peña Silva, del templo del municipio de El Jícaro, en Nueva Segovia, y lo acusaba de alterar el orden público, pero nunca mostraron una orden de arresto.
En el pacífico del país, más de 140 reos políticos que pidieron celebrar la Purísima en el Sistema Penitenciario de Tipitapa fueron hostigados y ofendidos por los custodios; pese a eso lograron realizar el grito en la oscuridad y entre barrotes.

Este es el segundo año que Rosario Murillo y Daniel Ortega se toman fotografías con su familia festejando las actividades religiosas; mientras sus uniformados y grupos armados asedian, hostigan, secuestran y encarcelan a ciudadanos o sacerdotes que cuestionan su administración.
Para la líder universitaria Yunova Acosta, la doble moral de la familia presidencial es una burla para los opositores “porque se han declarado enemigos número uno de la Iglesia católica” y reprimen constantemente a los ciudadanos. Destacó que los Ortega-Murillo son repudiados por los ciudadanos por todas las maldades que han hecho contra el pueblo.

Por su parte, Diana Lacayo, familiar de un reo político, señaló que la actitud de los dictadores es cínica y sin criterio. “Quieren aparentar creencias religiosas cuando sin piedad atacan y ordenan atacar a los sacerdotes y a la Iglesia, pero ya nadie les cree hagan lo que hagan sabemos que son seres sin corazón ellos y toda su descendencia, la cual están llenos de odio y de poder. Utilizando la religión para esconder lo que realmente sienten y son”.