Los familiares de los 16 activistas secuestradas por la Policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el 14 de noviembre, a quienes se les conoce como “La banda de los aguadores”, denunciaron que el juez reprogramó el juicio de los ciudadanos opositores a la dictadura para el próximo sábado, 30 de noviembre, a las cinco de la tarde, argumentando que el encargado del proceso tiene problemas de salud.
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La decisión es considerada como una estrategia de la tiranía para dar tiempo e inventar más cargos a los jóvenes que se solidarizaron con las madres que realizaban una huelga de hambre en la Iglesia San Miguel Arcángel, de Masaya, que estuvieron cercadas por los uniformados durante nueve días. Tamara Zamora, mamá de la líder estudiantil Amaya Coppens, recalcó que durante el traslado de los detenidos a los juzgados de la capital fueron agredidos por los uniformados. Actualmente, algunos de los jóvenes han presentado fiebre, diarrea y dolores en su cuerpo; además no los han dejado salir a tomar el sol.
Monseñor Carlos Avilés, vicario de la Arquidiócesis de Managua, aseguró que la Iglesia siempre debe de estar a favor del pueblo compartiendo el sentir de la población que sufre injusticias y violaciones a sus derechos humanos. “La Iglesia siempre refleja la sociedad en que vive. Si el pueblo de Dios está sufriendo la iglesia también sufre.
La esperanza, las tristezas, las alegrías y los sufrimientos de la gente de los fieles son las tristezas, alegrías y sufrimientos de la Iglesia (…) No estamos al margen y no tenemos poder ni económico ni político ni de ningún tipo entonces la Iglesia refleja este sufrimiento y abuso”, señaló el religioso, que ha vivido de cerca la tensión generada por el régimen por la persecución desatada contra religiosos que ha llevado a amenazas, agresiones físicas y verbales, así como la profanación de templos.
Con las notas del Himno Nacional, los estudiantes de la Universidad Centroamericana nuevamente protestaron contra el régimen orteguista dentro de ese centro de estudios y bajo el asedio de la guardia de la dictadura. Esta vez los jóvenes, le recordaron a la administración de turno que seguirán luchando hasta que se respeten sus derechos y se haga justicia por los asesinatos dirigidos desde El Carmen.
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Los universitarios en símbolo de protesta llenaron sus manos de pintura azul y blanco y plasmaron sus huellas en el adoquinado de los accesos principales del recinto. Todos con sus rostros tapados le gritaron a Ortega que es un delincuente y no un presidente.