Aunque tiene que invertir millones en su maquinaria de propagada, al final los resultados son provechosos. Los usan para gritar consignas, garrotear a los azul y blanco, como portátiles para ir a esperar a opositores al aeropuerto y hasta para resistir las patadas del mismo tirano cuando quiere enseñar quién es el que manda en la hacienda.
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