Ante las amenazas que enfrenta la Reserva Biológica Indio Maíz (RBIM) por el avance de la frontera agrícola, la invasión de colonos y la deforestación del área, las comunidades indígenas de la zona han estudiado su Plan de acción, creado en 2017, para mitigar los daños ambientales.
El dicho estudio propone cuatro actividades para lograr ingresos económicos; los más relevantes por las comunidades son: turismo recreativo, turismo científico, productos forestales no maderables y planes de compensación para la palma africana.
Según la Fundación Nicaragüenses para el Desarrollo Económico y Social (Funides), las propuestas se trabajaron con las comunidades indígenas de la localidad (Rama y Kriol), quienes están interesados en realizar intercambios con otros países con planes de acción semejantes.
Ventajas y desventajas del turismo en la zona
El reciente estudio de Funides “Negocios Verdes” para la conservación biológica de Indio Maíz, resalta que para el turismo recreativo y científico en la zona existen ventajas y desventajas que fueron analizadas por las comunidades indígenas.
En el caso del turismo recreativo los especialistas creen que es sostenible con el tiempo porque hay condiciones en la zona y sitios de interés; pero entre sus principales desventajas sobresalen las afectaciones por la estacionalidad y la baja demanda reciente por la cuyuntura del país.
Mientras el turismo científico no será afectado por la estacionalidad, pero será perjudicado por los trámites de permisos de investigación y la baja demanda por la reciente coyuntura del país, especialmente por investigadores extranjeros.
De igual manera, los productos forestales no maderables tienen como principal ventaja la demanda a nivel local, pero existen pocas experiencias previas y se requiere otro producto por cada zona geográfica.
La cuarta actividad es la compensación para la palma africana, por el alto potencial de recaudación financiera que permitirá desarrollar otros proyectos sociales en las zonas; sin embargo se deberá hacer una selección rigurosa de las empresas asociadas.
Solución: “no depende del dinero”
Sin embargo, el presidente de la Fundación del Río, Amaru Ruíz destacó que la idea de “compensación para la palma africana” es un mecanimos para “lavar la imagen de esta industria (greenwashing) y poder optar a una certificación llamada RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil) creada prácticamente por la industria palmera mundial – y así poder entrar a algunos mercados internacionales que les están exigiendo más condiciones por su responsabilidad directa en la deforestación de los bosques, violación de derechos humanos y corrupción”.
Explicó que la solución a este problema ambiental “no depende del dinero que puedan poner las industrias extractivas como la Palma Africana, sino del cumplimiento del marco ambiental nacional de las propias empresas, el reconocimiento real de los gobiernos indígenas, el desalojo de invasores, de ganaderos, de mineros que están en la zona núcleo de la reserva, el freno de la construcción de iglesias y de obras municipales; y de voluntad política estatal de conservación para restringir, patrullar y vigilar la Reserva Indio Maíz”.
En el “Diagnóstico del Sector Forestal de Nicaragua” elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que hasta la fecha (2018) “el área sembrada de Palma Africana se había incrementado en 254% a la existente en el año 2011; llegando a 2016 con un área unas de 48,142. Solo entre el año 2010 – 2016 había sustituido en 24.5% al bosque y 72.9% al uso agropecuario”.
Realidad de RBIM
El informe reciente de Funides señala que “actualmente, el 97.4 por ciento de la reserva está cubierta de bosque, con la mayor pérdida registrada entre los años 2014 y 2018 (1.7 por ciento del área total de la reserva). El huracán de categoría 3 denominado Otto, en noviembre de 2016, degradó el 35.5 por ciento de los bosques de la reserva, produciendo las condiciones para el incendio un poco más de un año después (Betts, 2019a)”.
De igual manera, el análisis del Centro Humboldt (2019) detalla que “el área de 5,553 hectáreas de bosque de palma y latifoliado afectada por el incendio de abril de 2018, presenta una alta mortalidad de plantas y pocos rebrotes”.
RBIM es uno de los últimos grandes bosques vírgenes de la región con una variedad de recursos naturales y culturales. Los gobiernos Rama y Kriol, ante las grandes amenazas y la falta de interés del Gobierno han tratado de enfrentar la problemática por medio del Plan de Acción que se elaboró en 2017, que aborda la protección y uso sostenible de la reserva, por medio de iniciaticas de conservación, mitigación y alternativas socioeconómicas para sus pobladores.