Han pasado 12 días desde que el régimen de Daniel Ortega excarceló el 20 de mayo, a la lideresa del Movimiento 19 de abril de Masaya, María Adilia Peralta, de 31 años, luego que fuera secuestrada el 22 de agosto de 2018, por agentes del Ejército de Nicaragua mientras intentaba cruzar la frontera hacia Costa Rica, junto a su esposo, el también preso político, Cristhian Fajardo.
Después de 10 meses de secuestro, Peralta explicó a Artículo 66, los motivos por los que se involucró en la lucha en contra de la dictadura de Daniel Ortega y los tratos que recibió mientras estuvo privada de libertad.
“Siempre he estado en contra de este Gobierno genocida”
Peralta, quien es licenciada en derecho, reafirmó su repudio al régimen de Daniel Ortega. Además, aduce que desde su profesión luchó por defender los derechos de los más vulnerados. “Antes que iniciara la lucha en contra de este régimen, siempre estuve de una u otra forma activa dentro de la sociedad civil, dándoles asesoría a las personas que desconocen sus derechos”.
Según la excarcelada, desde que trabajó para el Gobierno, nunca fue bien vista, debido a su posición política. “Cuando yo estuve trabajando en un ministerio del Estado, era de la lista negra de la viceministra porque yo no aceptaba ir a rotondear con una bandera del partido porque ellos (el régimen) les imponen a los trabajadores del Estado hacer proselitismo político”.
Enfatizó que nunca ha votado por Daniel Ortega porque siempre violaron los derechos humanos de las personas que cuestionaban su administración.
“Tuve miedo, porque ellos sí son los terroristas”
Luego de un año de lucha pacífica y cívica contra la dictadura, María Adilia aseguró que el miedo se apoderó de ella debido al accionar represivo que dejó a más de 36 personas asesinadas en esa ciudad.
“Tuve mucho miedo, tras la represión ejercida por este régimen, porque ellos sí son los terroristas, porque andan infundiendo el terror en las calles, asesinando a mi pueblo; pero pudo más mi amor al prójimo, mi amor a mi patria (…), pudo más eso, que el miedo que sentía al escuchar las balas que me pasaban susurrando los oídos”.
Destacó que la Policía orteguista le asesinó a muchos amigos y hermanos, entre ellos a Darwin Potosme, quien recibió un balazo en el ojo por un francotirador y Álvaro Gómez, quien fue impactado por una bala de alto calibre en la cabeza.
“Nuestras vidas tenían precio”
Luego del “plan limpieza”, ejecutado el 17 de julio de 2018, por policías y paramilitares orteguistas en contra del pueblo de Monimbó, Masaya, María Adilia Peralta, junto a su esposo, el también líder del Movimiento 19 de Abril y ahora preso político, Cristhian Fajardo, decidieron exiliarse para resguardar sus vidas.
“Luego que más de dos mil hombres entraron el 17 de julio a mi pueblo de Monimbó y atacaran con armas de alto calibre a los jóvenes que se defendían con morteros, decidimos salir de Masaya, porque la cabeza de mi esposo (Cristhian Fajardo) ya tenía precio. Fue horrible todo lo que vivimos, pero gracias a Dios y al apoyo de mucha gente pudimos salir de la ciudad porque la policía había desatado una cacería increíble”, dijo la excarcelada política.
Durante su proceso de exilio llegaron a Rivas, donde encontraron a una mujer que les ayudaría a cruzar la frontera sur de Nicaragua, sin embargo, antes de pasar por el punto ciego, que los ubicaría en Costa Rica, la desconocida les pidió su cédulas bajo el pretexto que era “un proceso del Ejército” para tener tener estadísticas de las personas que cruzan.
Después de varios minutos intentando mediar con la mujer (a la cual prefirió no identificar) esta los entregó al Ejército de Nicaragua, quienes momentos después los pasó a poder de la Policía al mando del consuegro presidencial, Francisco Díaz.
“Viene la mujer y se le acerca al hombre del Ejército y les entrega nuestros documentos. Cuando ella hace eso, ya sabíamos que nos había mentido y que nos estaba entregando. En ese momento lo que hice fue acercarme a una caseta para ver qué es lo que hacían con las cédulas, pero lo que veo es que el militar saca un papelito del bolsillo de su pantalón lo abre, lo acerca a las cédulas. Cuando confirma que los nombres que están en el papel coinciden con las cédulas voltea a ver a otro hombre del Ejército, entonces el hombre saca su celular, hace una llamada y da orden que nos lleven”.
Peralta refirió que mientras estuvo retenida intentaron mediar con los militares de la frontera explicándoles el peligro de volver, pero estos los señalaron de “tranqueros”. Denunció que su esposo se acercó al oficial armado y este los golpeó en la cabeza.
Acusada por terrorismo
Luego de ser trasladados a la delegación de Rivas, la policía orteguista trasladó a María Adilia Peralta y a su esposo Cristhian Fajardo a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como “El Chipote”, donde estuvieron secuestrados para luego ser llevados a los sistemas penitenciario de “La Esperanza” y “La Modelo”, respectivamente.
“A la medida noche del 22 de agosto nos trasladaron a El Chipote, nos interrogaban a cada momento. Sinceramente no me golpearon, pero las entrevistas fueron violentas, me decían asesina, terrorista y me decían que yo había secuestrado al policía y que lo había quemado”.
Mientras estaban en en “El Chipote” desconoce si a su esposo lo golpearon; sin embargo intentaban estar comunicados. “Nos gritábamos y los muchachos que ya tenían más tiempo de estar secuestrados hacían silencio para que conversáramos”.
Luego de estar más de una semana en los calabazos de la delegación de Auxilio Judicial, conocido como “el nuevo Chipote”, la justicia orteguista los presentó en los juzgados de Managua, acusándolos de terrorismo, robo agravado y entorpecimiento de servicios públicos.
“En la primera audiencia nos leen los delitos y mi esposo y yo nos reímos, porque sabemos que esto es un circo. Ya en la segunda audiencia, presentaron a siete testigos, que supuestamente eran víctimas, pero los más gracioso es que todos eran jóvenes y estaban presos en ‘El Chipote’, porque cuando nos llevaron, los vimos en las celdas y se presentaron por sus nombres. A todos los muchachos que presentaron como testigos en nuestra contra, ya tenían un diálogo establecido, a todos ellos los habían torturado, uno de ellos tenía un diente menos y tomó el valor de decir y denunciar ante la Fiscalía que la Policía lo golpeó y que le desprendieron uno de sus dientes”, refirió Peralta.
Condenada a casa por cárcel
Luego de estar secuestrada por más de 10 meses en el Sistema Penitenciario de Mujeres, conocido como “La Esperanza”, en Tipitapa, la dictadura le cambió el 20 de mayo el régimen carcelario a convivencia familiar, mientras su esposo sigue secuestrado en “La Modelo”.
“Yo sigo secuestrada en mi propia casa, pero sigo exigiendo justicia y libertad, no solo para mi esposo, sino para todos los que están secuestrados por levantar su voz en contra de la dictadura y por los muchos hermanos que este régimen asesino a torturado y masacrado”, concluyó Peralta.