La resistencia cívica persiste en Nicaragua, a pesar del asedio de la Policía orteguista y el peligro de ser encarcelado por pronunciarse de forma pacífica contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En esta ocasión, en forma de protesta, los ciudadanos recurrieron a esparcir pintura de color azul y blanco en diferentes calles del país. También, regaron papelillos y chimbombas con los tonos de la Bandera Nacional y otros colocaron fotografías de los asesinados por el régimen desde que iniciaron las protestas en abril de 2018. La cifra de víctimas producto de la represión del Estado es de entre 327 y 525, según organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos.
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Las acciones se registraron el sábado, 13 de abril, en las localidades de Managua, Estelí, Ticuantepe, Tipitapa, León y Carazo. Así, marcaron su “huella azul y blanco” y se unieron a la iniciativa de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Libertad para los presos políticos, justicia, democracia, elecciones anticipadas y la salida del poder de la pareja presidencial siguen siendo las principales demandas de los ciudadanos.

Los nicaragüenses apostaron por marcar con los colores patrios algunas avenidas del país.
Otros dejaron su huella a través de la pintura y con mensajes contundentes de “Fuera Ortega” y “De que se van se van”.
La UNAB ha pedido a la ciudadanía redoblar la resistencia pacífica debido a que el régimen ha firmado acuerdos en la mesa de negociación, pero no cumple y continúa impidiendo el derecho a la movilización y reunión, sigue secuestrando, no libera a los presos políticos y pretende que la guardia al servicio de los Ortega-Murillo, la Fiscalía y su llamada “Comisión de la Verdad” sean los que investiguen los asesinatos de los que entidades como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) culpan al mismo Estado de ser el responsable de los crímenes de lesa humanidad.