El todavía obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, manifestó nuevamente que él se va de Nicaragua “porque me lo han pedido” a la vez que fustigó con dureza la práctica de algunos líderes religiosos “que negocian con el poder político” por temor a represalias.
Las palabras del religioso se dieron durante la eucaristía del Domingo de Ramos, la celebración religiosa católica que recuerda la entrada de Jesucristo a la ciudad de Jerusalén; que marca el inicio de las actividades litúrgicas de la Semana Santa.
“Para él lo importante era sanar, perdonar y servir; no llevar ofrendas al altar u ofrecer sacrificios en el templo o cumplir con los mandamientos religiosos como los fariseos. Eso no se lo perdonaron los hipócritas y ambiciosos líderes religiosos de la época que habían deformado el rostro de Dios y que habían pactado con los políticos y los poderosos de la época, los romanos, por temor a sufrir represalias”, manifestó monseñor Báez, quien esta semana en rueda de prensa pidió una Iglesia “menos diplomática” para poder hacerse cercana a los que sufren injusticias.
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Báez destacó que Jesús murió víctima de la intolerancia de las autoridades religiosas judías, en confabulación con el régimen político romano de la época; destacando que el martirio del fundador del cristianismo se alarga hasta hoy en día cuando se cometen atropellos contra los más débiles de la sociedad.
“Para los poderosos de la política también Jesús se volvió insoportable. Hemos escuchado en el Evangelio de hoy que Jesús criticó a los que gobiernan, porque oprimen a su pueblo, y además luego se quieren hacer llamar bienhechores. (Jesús) les propuso como ideal a sus seguidores el servicio, y el amor a los demás. No dudó denunciar que las ambiciones políticas es un dios que esclaviza el corazón, enfría el amor y exige sacrificios humanos”, subrayó el líder religioso católico.
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En contraposición a las autoridades políticas y religiosas, Jesús –según monseñor Báez-, destacó a los pobres, a quienes les devolvía dignidad y esperanza, resaltando el principal cuido por las mujeres, los niños y por quiénes sufrían dolencias en el alma o el cuerpo.
“En esa víctima inocente de los poderes del mundo, Jesús de Nazaret crucificado, nosotros sus seguidores vemos a Dios identificado con todas las víctimas de todos los tiempos, ahí está el crucificado: Sin poder y sin belleza, despojado de todo éxito político y toda pomposidad religiosa. Ahí Dios se nos revela como amor”, enfatizó el líder religioso, asegurando que Jesús nunca negoció su predicación.
Nicaragua va a resucitar
Casi al finalizar la predicación, monseñor Báez se apartó de la homilía redactada para la misa y habló sobre su próxima partida a Roma por petición expresa del papa Francisco. También aseguró que su partida le duele puesto que los nicaragüenses quedan “crucificados”.
“Yo dentro de pocos días me voy a ir de Nicaragua, porque me han pedido que me fuera. He dicho que me duele. Me duele porque mi pueblo queda crucificado. Pero yo quisiera decirle a ustedes en esta asamblea y a mi amado pueblo de Nicaragua, en el que nací y en el que amo con todo el corazón: ¡Un pueblo crucificado, resucita siempre!”.
Monseñor Báez dijo que Dios está de parte de los pobres, de quién está manipulado por una ideología política totalitaria, de los que sufren, de los que sufren tortura y exilio y manifestó que labor de los creyentes es ver a Dios en “los crucificados de hoy”.
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“No solo para proclamar que Dios está de su parte, sino también para luchar incansablemente por la dignidad, la libertad y la vida de estas personas. (…) Un pueblo crucificado resucita siempre. Solo les pido que nadie les quite la esperanza. Nicaragua tiene que resucitar como resucitó el crucificado del calvario”, remarcó el obispo, visiblemente emocionado mientras era interrumpido constantemente por vítores y aplausos de los feligreses que gritaban al unísono: “Silvio amigo, el pueblo está contigo”.
Báez les pidió a los católicos nicaragüenses que vivan con profundidad y seriedad su fe cristiana. También les exhortó a renunciar a la violencia como método de cambio social y pidiéndoles que nunca negocien la libertad y la dignidad del pueblo. También les alertó a no ser “idólatras de nada ni de nadie”.
“Este pueblo crucificado, unido a Cristo el Señor, resucitará un día; para ser una sociedad basada en la justicia de la que brota la paz verdadera. Una sociedad en la que no sea delito pensar distinto. En la que podamos poner nuestras ideas y nuestros bienes materiales, más allá del egoísmo, al servicio de todos. Cuando Nicaragua sea el país que este pueblo lindo y bello que son ustedes, lo merece. ¡Nicaragua va a resucitar!”, finalizó sus palabras el obispo Báez, siendo aplaudido largamente por los feligreses.
Monseñor Báez, mi Pastor. Gracias por darnos consuelo en las horas más duras de nuestra historia. Sus palabras nos dan vida y esperanza. Dios le bendiga por siempre. Su pueblo lo ama.
*Un bello amanecer, un lindo día, una hermosa nueva vida renovada, hoy que celebramos la entrada triunfal de Nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén, momento cumbre y crucial de su ministerio al ser reconocido como el salvador, el mesías, por el pueblo humilde de Israel, momento decisivo en la lucha del bien y el mal, la luz y la oscuridad, el cumplimiento de las profesías en que el cordero sería crucificado y que sufriría su Calvario, momento de cumplirse el propósito de Jesús para con Dios y el propósito de Dios para con nosotros, y la instauración de la alianza nueva y eterna por el pacto de sangre que se cumple con la crucifixión de Cristo, es tiempo de reflexionar porque este sacrificio nos invita a volver la vista al principio, al génesis al momento mismo de la Creación, y pasar por todos esos momentos que marcaron y señalaron este momento que estamos viviendo, son momentos para buscar a Dios hecho Hombre, volver la vista a Cristo Crucificado, identificar su rostro en los acontecimientos que hemos vivido y estamos viviendo por el mundo entero, y los propios que están frescos y constantemente repitiéndose, momento de reflexión que tendremos el próximo diecinueve de abril en que la sangre de Jesús se mezcla con la sangre del pueblo humilde derramada hace un año y que se sigue derramando a lo largo de este año, de nuevo se nos presenta Caín para marcar el inicio del primer fraticidio para derramar la sangre de Abel, de nuevo se nos presenta Judas para marcar la traición más grande cometida y señalar a quienes están en contra del mal, de la oscuridad, del demonio y sus hijos, de nuevo aparecer Pilatos para presentarnos la hipocresía en su máxima expresión de derramar sangre inocente y lavarse las manos en busca de impunidad, de nuevo están ahí los sumos sacerdotes para presentarnos la infamia más grande de la humanidad, de negar el poder divino para unirse al poder terreno de los poderosos que adoran al becerro de oro del dinero “el estiércol del diablo”, de nuevos tenemos ahí a los fariseos para presentarnos a los manipuladores más perversos de la humanidad, los que señalan a sus hermanos para que sean amedrentados, obligados a exiliarses, encarcelados, acechados, torturados, asesinados, todos los defensores de la propaganda Nazi-Fascista que tiene como objetivo de confundir al pueblo, someter al pueblo, esclavizar al pueblo, criminalizar al pueblo, asesinar al pueblo, este día es hermoso para reflexionar, porque nos invita a acompañar a Nuestro Señor Jesucristo en su Calvario, nos invita a tomar nuestra cruz y seguirlo, nos invita inclusivo a derramar nuestra sangre si es necesario para borrar la ignominia de la esclavitud a que se nos quiere someter como sacrificio humano por amor al dios dinero, como sacrificio al “estiércol del diablo”, este día de la entrada triunfal de Nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén nos invita a recordar que “Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos./El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.” Jesús nos llama a tomar su cruz y seguirlo, Jesús nos invita a estar preparados para dar nuestra vida por el pueblo humilde que es atormentado por los malvados y perversos, Jesús nos está pidiendo que lo dejemos resucitar en cada uno de nosotros, Jesús nos está pidiendo que le permitamos encarnarse en nosotros, Jesús nos llama a cumplir con nuestro propósito en la vida, y es luchar por alcanzar el bien común verdadero de nuestro pueblo y de los pueblos hermanos que sufren el mismo calvario que nosotros estamos viviendo, Jesús nos llama a reflexionar sobre su muerte para alcanzar la vida, nos invita a ver qué hay que morir para vivir, que el mayor sacrificio y muestra de amor es dar nuestra vida por los demás, inclusive por aquellos que se encuentran atrapados en las redes de los malvados y perversos Nazi-Fascista, Jesús quiere y dejémoslo resucitar en nosotros, que este día de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que este día sea un día en que nosotros entremos triunfantes al pacto con Jesús de entregar nuestra sangre por nuestros amigos, de ser necesario. Hosanna, Hosanna, Hosanna al hijo de David, Bendito el que viene en nombre del Señor!!! Señor Jesucristo, en ti creo y confío!!! Gracias Dios mío, porque no te has mostrado a los ricos ni poderosos!!!! El Señor es mi Pastor, sólo a Él seguiré y temeré!!! Padre, que sea según tu voluntad y no la nuestra!!! Gracias Dios mío por todo!!! Amén!!!!*