A Wilfredo Suazo, padre del líder del Movimiento 19 de abril de Masaya, Yubrank Suazo, le cambió la vida desde que su hijo decidió levantar la voz en contra de la dictadura de Daniel Ortega.
Wilfredo Suazo Hernández es un artesano de hamacas, en Masaya. Tiene de 74 años y desde hace más de 40 se dedica a su negocio familiar que le ha permitido criar a sus tres hijos.
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La familia Suazo fue atacada sin piedad el cuatro de julio de 2018. Una turba orteguista incendió su casa. Los Suazo vieron caer en pedazos, en medio de las llamas, cuatro décadas de sacrificio.
El otro golpe lo recibió el 10 de septiembre de 2018, cuando supo que a su hijo Yubrank, de 28 años, había sido secuestrado por paramilitares del Gobierno, mientras se resguardaba en Chichigalpa, en el occidente del país. Varios días después, su hijo estaba en las pantallas de televisión acusado de “terrorista”.
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Desde entonces, el artesano de las hamacas decidió levantar la frente y su voz para defender a su hijo. Wilfredo es uno de los pocos padres que se han lanzado sin miedo a gritar la inocencia de uno de los presos políticos, de más de 700 que han sido enjuiciados por la dictadura de Ortega por ejercer su derecho a la protesta.
“Esto ha sido un cambio radical (…). Ha sido una vida de tener todo a no tener nada. Estar viviendo en casas de resguardo, esto hace que no podamos tener un archivo mental sobre todo lo que tenemos. Sin embargo, nosotros estamos al frente apoyando a nuestro hijo, estamos orgullosos de ser los padres de él y vamos acompañarlo como lo hemos hecho y estamos con él hasta el final”, afirma con aplomo Wilfredo Suazo.
“Siempre he dicho la verdad”
“Yo me he caracterizado por decir la verdad desde que mi hijo anda en esto (en protesta cívica), no soy de las personas que miento. Nosotros hemos sostenido siempre lo que pasa, lo que sucede a mi hijo, mi hijo siempre dijo que no le habían hecho nada malo y que estaba bien. Esas declaraciones de mi hijo siempre lo dije en los medios, pero hoy, ante esta realidad, yo también tengo que decir la parte negativa, no me puedo callar sabiendo que mi hijo está sufriendo”, aduce el padre del preso político.
Apoyo incondicional
Wilfredo Suazo afirma que desde que su hijo le expresó su decisión de participar en la rebelión cívica de abril para luchar y defender la libertad y democracia de Nicaragua, recibió la bendición y apoyo familiar. “Cuando este movimiento se dio, él nos expresó a nosotros la decisión de participar, nosotros le echamos la bendición y que se hiciera la voluntad de Dios”.
El padre del preso político narra la última conversación que tuvo con Yubrank, durante la visita familiar en La Modelo, cuando todavía no lo habían castigado y encerrado en El Infiernillo. “Él me dijo, papá, estar aquí, es para volverse loco, estar aquí es terrible, sólo Dios permite que nosotros estemos bien de salud, de mente y que tengamos espíritu de decir la verdad. Yo papá (me dijo) voy hacer lo que Dios me guíe hacer. Pienso que él (Yubrank Suazo) oró mucho y le pidió al Señor que le diera valor para actuar, y tuvo que salir a decir: “aquí estoy”, reiteró Wilfredo Suazo.
“Todo sistema que corrompe y maltrata al ser humano, no es más que un dictador”.
Para el padre del líder de Masaya, las consecuencias de lo que hizo el sábado ocho de noviembre, demandando justicia y libertad a través de un video que hizo viral en las redes sociales, tiene consecuencias, pero afirma, que, “fue por pedir un mejor trato humano, de que los vean como personas, que necesitan aire, necesitan luz, porque ya no aguantan. Por pedir, como “premio” o no sé cómo decirlo, lo que dan son castigo, tortura, cambiarlos de celdas, de una celda mala a una peor. Eso no es humano, eso no es correcto en ningún sistema, porque eso ya quedó en el olvido, el salvajismo y la esclavitud. Hoy, los derechos humanos son los que se deben de cuidar en toda persona. Todo sistema que corrompe, y maltrata al ser humano, no es más que un dictador”.
“Ortega me pagó mi fidelidad al Frente quemando mi casa y encerrando a mi hijo”
Además de artesano, Wilfredo Suazo es Licenciado en Ciencias Sociales. Trabajó 10 años en la UNAN-Managua, como docente; en el Departamento de Geografía, del recinto Rubén Darío. Sin embargo, comenta que desde que inició su labor profesional en 1980 y hasta que decidió retirarse en los años 90, nunca fue bien gratificado.
“Yo nunca recibí pago por lo que hice en la universidad. Si hay alguien que le cuesta la revolución y con orgullo lo digo, he sido yo. Durante casi 14 años que colaboré con el Frente (Sandinista), jamás recibí pago, y por qué digo que no recibí pago, es porque lo único que me daban en la UNAN, al comienzo, eran 250 córdobas que lo daban como viatico, después lo que me pagaban, eran 250 dólares, cuando el salario real eran mil (dólares), pero a mí no me importaba, porque quería un futuro mejor, una Nicaragua diferente. Pero como pago por todo ese trabajo me mandó a quemar mi casa y destruyendo mi familia.
“Siempre daré la cara por mi hijo”
Wilfredo Suazo aduce que siempre ha sacado la cara por su hijo porque, “como padre, ¿Qué otra cosa me queda? Un padre que quiere a sus hijos no les puede dar la espalda en circunstancias así. Más bien, pido más valor, pido más vida, pido más coraje a Dios para poder defender a mi hijo. Y si alguna vez me han visto llorar por los medios, no es por temor o cobardía, sino por no poder hacer más por él”.
Suazo está empecinado en quedarse hasta el fin defendiendo a “su muchacho”. También pide a los nicaragüenses que no bajen la guardia. “Si alguien le da la espalda a su hijo, no merecería ser padre, pero yo lo que le pido a la población de Nicaragua que estamos en libertad, que tengamos el valor de expresarnos y pedir que haya justicia, que ya no podemos aguantar a un gobierno que él solo se ha deslegitimado, al no querer a su patria, al no saber gobernar. Nosotros no lo estamos corriendo, él solo con sus acciones se ha desnaturalizado como gobierno”.
Yubrank de Monimbó
Con frecuencia se le ve en los noticieros de televisión y redes sociales exigiendo la libertad de su hijo, pero el lunes pasado compareció, junto al Comité Pro Libertad de los Presos Políticos para denunciar la golpiza de la que fue víctima su hijo en la cárcel La Modelo. “Mi hijo se quitó el bozal y le salió el Monimbó. Yubrank siempre ha sido valiente frente a la dictadura”, enfatiza el padre orgulloso.
“Lo dije, porque él era el vocero, era el líder y hablaba de manera valiente ante la policía y no le importaba un ´pito´ que le pegaran un balazo y nunca tuvo temor, jamás se acobardó ante esa circunstancia. (…). Ese Yubrank estaba allí oculto y el sábado salió a relucir ese Yubrank de Monimbó, porque es allí donde lo conocen más, donde comenzó está lucha y es el Yubrank que conoce Masaya y que conoce Monimbó. Salió el Monimbó de Yubrank que tenía ahí oculto”, repite.
“Yo también estuve callado, (…), pero todo padre tiene el derecho de defender a sus hijos, pero con la verdad, Cristo murió por la verdad. Dios nos hizo limpios, con la verdad para que la digamos siempre y yo creo que el mejor honor que le podemos hacer a Dios es seguir sus pasos, diciendo la verdad, porque es lo que nos hace libre y nos hace valiente”, concluyó Suazo, mientras intentaba retomar su trabajo en la elaboración de las hamacas.