La Santa Sede ha ordenado que los obispos y presidentes de las Conferencias Episcopales se acerquen a las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes para escuchar “de primera mano” el sufrimiento infligido contra estas personas, como preparación a la cumbre anti-pederastia convocada por el Papa Francisco en febrero de 2019.
“El primer paso debe ser reconocer la verdad de lo que ha sucedido. Por esta razón, urgimos a cada presidente de conferencia episcopal a acercarse y visitar a víctimas que han sufrido abusos por parte del clero en sus respectivos países antes de la reunión de Roma, y aprender así de primera mano el sufrimiento que han soportado”, expresa la carta, firmada por los miembros del equipo preparador de la cumbre anti-pederastia en el Vaticano.
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Del mismo modo, los firmantes piden que los obispos y las Conferencias Episcopales respondan un cuestionario sobre el tema de la pederastia en la Iglesia “de manera constructiva y crítica”, para saber en qué aspectos al interior de la Iglesia deben ser reformados “ahora y en el futuro” y para tener una completa radiología sobre esta problemática de la institución religiosa.
“Con esto en mente, el Santo Padre nos ha pedido que os demos las gracias por vuestro apoyo a la hora de completar el cuestionario adjunto para prepararnos mejor para el encuentro y a invitaros con urgencia a emprender este camino juntos. El Santo Padre está convencido de que, a través de la cooperación colegial, se pueden enfrentar los desafíos que tiene ante sí la Iglesia”, señala la misiva.
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Reconocen fallas
La comisión preparadora de la cumbre contra la pederastia clerical en el Vaticano reconocen que la Iglesia no siempre actuó de modo eficiente sobre el tema, de modo que en vez de transparentar la problemática y entregar a los abusadores a las autoridades; se los trasladó a otras parroquias, tal y cómo se ha confirmado en muchas diócesis de Europa y Norteamérica.
“Mientras no haya una respuesta completa y comunitaria, no solo no lograremos curar a las víctimas/supervivientes de los abusos, sino que la credibilidad de la Iglesia para llevar a cabo la misión de Cristo estará en peligro en todo el mundo”, enfatiza la comisión preparatoria en su carta, hecha pública este 18 de diciembre por la Sala Stampa de la Santa Sede.
El Papa Francisco, durante el 2018, tuvo que afrentar dos severas crisis de pederastia cometidos por sacerdotes en el siglo pasado: En Pensilvania (EE.UU), en Chile –cuyo caso emblemático fue el nombramiento del obispo Juan Barros, acusado de encubrir abusos a menores cometidos por su mentor, el padre Fernando Karadima-, y en Irlanda, un país tradicionalmente católico pero dónde la crisis de pederastia salpicó el mismo viaje del Pontífice a la isla en agosto.
De ahí, la urgencia del mismo Vaticano para abrir la puerta a reformas institucionales para erradicar esta problemática.
“Pero cada uno de nosotros debe asumir este desafío, uniéndonos en solidaridad, humildad y penitencia para reparar el daño causado, compartiendo un compromiso común de transparencia y responsabilizando a todos en la Iglesia. Por favor, tened en cuenta que agradeceríamos recibir vuestras respuestas lo antes posible, pero no más tarde del 15 de enero”, finaliza la carta circular de los organizadores.