La mañana de este 10 de diciembre, la Asamblea Nacional, controlada por los diputados sandinistas, «celebró» los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una celebración atípica en el régimen orteguista, ya que en años anteriores esta fecha pasaba inadvertida para la dictadura de los Ortega-Murillo.
Este acto se llevó a cabo bajo la crisis de derechos humanos más grande de los últimos 30 años en Nicaragua.
El acto que montó la dictadura estuvo encabezado por el diputado sandinista Gustavo Porras, presidente del Parlamento, y el canciller orteguista Denis Moncada, quienes aseguraron que el régimen de Daniel Ortega ha venido restituyendo los derechos humanos de los nicaragüenses desde que retornó al poder en el 2007 y señaló a los autoconvocados de ser quienes violan los derechos humanos.
Entre los participantes de este acto oficialista estaba la ministra de salud, Sonia Castro, quien ha sido tildada de dar órdenes de negar la atención médica a los manifestantes heridos durante los primeros días de represión sandinista.
«El Gobierno de Nicaragua promueve el respeto de los derechos humanos, la dignidad y el valor de la persona humana, de forma tal que, en materia de seguridad ciudadana, hemos sido calificados como un país seguro en América Latina y la región centroamericana», aseguró Moncada, quien no dijo nada sobre las víctimas de la represión.
Mientras que la ministra de salud solo se encargó de mencionar cifras oficiales sobre atenciones maternas en el año y no hizo referencia a los serios señalamientos en su contra por organismos defensores de derechos humanos nacionales e internacionales.
De esta manera, el régimen sandinista «celebró» el Día Internacional de los Derechos Humanos, precisamente violando derechos básicos como el de la libertad de movilización, libertad de expresión y libertad de prensa.