La represión del régimen de Daniel Ortega a las protestas pacíficas de autoconvocados sigue causando derramamiento de sangre. Con la mitad de su rostro inflamado y lleno de moretones, dos heridas suturadas en su nariz y mejilla, además de raspones en sus rodillas se presentó Helen, de 40 años, a denunciar el abuso policial ante el Centro Nicaragüense de Derechos humanos (Cenidh).
La ciudadana fue reventada en la parte superior de la mandíbula y nariz, luego de participar en una marcha, el pasado 23 de septiembre, en la manifestación azul y blanco denominada “Somos la voz de los presos políticos”. La marcha fue atacada a balazos por paramiltares del Gobierno y policías antimotines. Según contó Helen, los policías intentaron llevarla detenida, sin embargo, al verle la cara ensangrentada decidieron bajarla de la patrulla y tirarla en la cuneta de la rotonda de Bello Horizonte. En la misma manifestación donde atacaron a la ciudadana, también fue asesinado el adolescente Matt Romero, de 16 años y resultaron al menos cinco heridos de bala, entre los que se cuentan al periodista Winston Potosme, lesionado por un disparo en el brazo.
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“Estaba en Bello Horizonte, creo que le dicen El Tope Sur, íbamos una pequeña marcha que se desligó de la movilización (Somos la voz de los presos políticos) a la que atacaron en las Américas III, casualmente ahí iba herido el muchacho que falleció (Matt Romero), ya nos iba asediando la Policía, los antimotines, pero logramos llegar hasta ENABUS y seguimos por el barrio, al final, por tanto asedio, nos bloquearon por Bello Horizonte y una vez estando en ese tope los manifestantes empezaron a gritar ´ahí vienen, ahí vienen´ y empezamos a corre, cuando vi ya teníamos a todos los antimotines de una patrulla deteniendo y golpeándonos”, narró Helen, el momento en el que la manifestación pacífica fue interceptada.
En ese momento, en el que es interceptada la manifestación, a Helen, que le acompañaba su mamá y su hermana, cuatro agentes de la Policía logran agarrarla y la tiran a una patrulla policial, misma en la que empezaron a golpearla. “Para subirme a la patrulla unos cuatro me tiraron y me golpearon, con qué me golpearon no sé, yo solo sentí el golpe”, relató Helen, mientras en su rostro inflamado y con moretones corría una lágrima.
Helen se salvó de ser apresada, los agentes antidisturbios antes de llevársela detenida hicieron una llamada consultando si la trasladaban a una de las celdas policiales. “Cuando estaba en la patrulla ellos llamaron y dijeron ´tengo una, me la llevo o la dejo aquí´, fue entonces que me dejaron en la rotonda de Bello Horizonte. Lo que hice fue irme a mi casa en un taxi”, detalló Helen, quien al ser agredida portaba la bandera de Nicaragua y una camisa que demanda la libertad de la joven Elsa Valle.
Después de la golpiza, la manifestante fue atendida en el Hospital Vivian Pellas, donde le realizaron placas y le diagnosticaron dos fracturas, una en el tabique nasal y otra interna de molares.

Los defensores de derechos humanos del Cenidh afimaron que este acto de abuso de la Policía es “una clara evidencia de todas las violaciones a los derechos humanos que han venido sucediendo desde el 18 de abril. Los policías nunca debieron de hacer uso excesivo de la fuerza, nosotros como Cenidh le estaremos acompañando (a Helen) en todo los procesos legales que se tengan que hacer (…) Este caso también será expuesto ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas”.
Aunque está clara que las gestiones que haga por denunciar el abuso policial, en estos momentos, no darán frutos, la ciudadana agredida quiere sentar un precedente para que “el día de mañana la Policía no vaya a tomar represalias contra mi persona o mi familia, si me pasa algo yo responsabilizo a la Policía porque yo soy una autoconvocada más, yo nada mas ando con la bandera de Nicaragua, mi pitoreta (vuvuzela) y mi botella con agua, no quiero que luego vengan a decir que soy terrorista, que quemé o que cometí otros delitos”, concluyó Helen.