Armadas con globos, parlantes, instrumentos musicales, rótulos con los nombres y fotografías de las presas políticas llegaron mujeres feministas a plantarse, durante una hora, frente al Sistema Penitenciario de Mujeres, La Esperanza, en Tipitapa, para demostrarle a más de 30 ciudadanas nicaragüenses apresadas, por protestar contra el régimen de Daniel Ortega, que “no están solas”.
“Esto es para decirle a todas las compañeras que se encuentran injustamente detenidas en este Sistema Penitenciario que no están solas, es moralizarlas, es decirle que el hecho de que el Estado de Nicaragua injustamente las criminalice, injustamente las enjuicie, decirles que por el contrario la sociedad no las criminaliza sino que las tiene en un lugar especial y son sus heroínas porque enarbolaron la bandera azul y blanco”, afirmó Mirna Blandón, del Movimiento Feminista de Nicaragua.
Las mujeres elevaron consignas como “libre se las llevaron, libres las queremos” y “libertad para las presas políticas”, además, llevaron marimba y guitarra con las que elevaron sones tradicionales de Masaya, esto especialmente para las presas políticas: María Adilia Peralta, Olesia Pavón y Verónica Pavón, todas de la ciudad de Las Flores.
El acto de las mujeres buscaba “transmitirles esperanza, que van a salir, que no están solas, que su familia y todos los nicaragüenses estamos luchando por la libertad de todos los presos políticos”, aseguró Juanita Jiménez, del Movimiento Autónomo de Mujeres.
Las feministas aprovecharon la serenata para hacer un pronunciamiento en el que, además asegurar que no dejaran las calles hasta que todas las presas políticas estén libres, denunciaron todos los abusos que han sufrido las mujeres que han sido detenidas injustamente: han sido expuestos sus cuerpos desnudos, han sido abusadas sexualmente, han sido torturadas física y psicológicamente, reza parte de la misiva.
Policía castiga a familiares de presas políticas
La serenata llevada por las mujeres de los movimientos feministas no les cayó en gracia a los agentes de la Policía del régimen de Ortega. Al ver al grupo de mujeres empezaron a movilizar sus fuerzas hacia los portones, portando armas de alto calibre. Además, procedieron a grabar a cada una de las ciudadanas desde el portón principal.
Los guardias que protegían la entrada también castigaron a los familiares de las presas políticas, pues cuando se dirigieron a la entrada a pedir que se les diera el ingreso, pues es día de visitas, se les dijo que por ese plantón ya no darían permiso de visitas.
Las feministas denunciaron públicamente este acto de represión para las madres de presas políticas y reiteraron que “estos actos son arbitrarios, ilegales e injustos”, puesto que se les priva de sus derechos a los familiares, cuando el plantón pacífico de mujeres no representa ningún peligro para la Institución, sino que es una “demostración moral, cariñosa y de afecto para todas las presas políticas”, resaltó Ana Quirós.
Mariela Cerrato, mamá de María Adilia, se mostró disgustada por la decisión de los agentes que decidieron no dejarla entrar. Pero insistió que se quedaría frente al portón principal hasta que la dejaran entrar y entregarle a su hija la comida que con tanto amor preparó para almorzar con ella. Mariela llevó 10 libras de arroz con pollo para comer con su hija y repartir a las demás privadas de libertad, pues sabe que a su hija le gusta compartir.
La mamá de María Adilia Peralta se quedó sentada frente al portón del Sistema Penitenciario de Mujeres, junto a los sacos de comidas y utensilios personales, pese a que el sol le causa mucho daño a su salud pues padece de lupus. Mariela Cerrato refirió que su hija, en otra ocasión en la que habló con ella durante 15 minutos, le dijo que “sigamos luchando hasta que Nicaragua sea libre”.
Al terminar la actividad de las mujeres de los movimientos feministas se entonó, como última canción para las presas políticas, el Ave María dedicado a Olesia Pavón Muñoz, la noquinomeña que se ha caracterizado por cantar en las cárceles y transmitir paz y esperanza a los presos políticos.