Ante la medida arbitraria del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo de despedir a personal médico de diferentes centros hospitalarios de Nicaragua, por ejercer su derecho a la protesta o por haber atendido a los heridos en las manifestaciones que iniciaron el 18 de abril, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo un llamado al “Estado a abstenerse de de realizar despidos arbitrarios, hostigar, acosar o amenazar a trabajadores de la salud”.
La CIDH expresa claramente que estos despidos los realizan por “que atendieron a heridos durante las protestas o por expresar una posición crítica al Gobierno”.
Ante denuncias recibidas por #MESENI, la @CIDH llama al Estado a abstenerse de realizar despidos arbitrarios, hostigar, acosar o amenazar a trabajadores de la salud que atendieron a heridos durante las protestas o por expresar una posición crítica al Gobierno. #Nicaragua
— CIDH (@CIDH) 4 de agosto de 2018
Este llamado llega tras la barrida de médicos que ha impulsado Ortega en los departamentos de León, Masaya y Carazo, donde, en promedio, han despedido a más de 100 personas entre médicos generales, enfermeras y especialistas. Al momento de la destitución, solo se limitan a extenderles una carta y algunos les han dicho que se debe a razones “políticas”. Los médicos denunciantes dijeron a medios de comunicación que la única explicación que les había dado la directora del centro hospitalario, Judith Lejarza es que los corrían “por golpistas” y “por terroristas”.
En el Hospital Escuela Óscar Danilo Rosales Argüello (HEODRA), en la ciudad de León, empezaron los despidos con más de 40 especialistas médicos y enfermeras, continuaron en el Hospital Santiago, de Jinotepe; donde han prescindido de unos 50 trabajadores de la salud, siguieron con Masaya, con destituciones en el Centro de Salud de Monimbó y en el Hospital Doctor Humberto Alvarado, donde corrieron a unos 10.
En estos municipios se han mantenido las marchas constantes en contra del régimen Ortega-Murillo y están entre los más emblemáticos en el levantamiento de barricadas como forma de protesta. La represión ha dejado, según organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, unos 2 000 heridos.
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Parte del personal despedido atendía en sus tiempos libres a los jóvenes que resultaban lesionados en los tranques o manifestaciones. La CIDH registra 317 nicaragüenses muertos en el marco de las protestas, que arrancaron por la inconformidad en contra de unas reformas a la seguridad social y que se convirtieron en una demanda de justicia por los asesinados, democracia para Nicaragua y la exigencia de que la pareja presidencial abandone el poder.
Solidaridad con los médicos
Los despidos al personal médico han llevado a los nicaragüenses y a los doctores de diferentes centros hospitalarios a expresar su solidaridad con este gremio a través de marchas y plantones. Entre los mensajes que han destacado están: “Si salvar vidas y ayudar a tu pueblo es terrorismo, me declaro una terrorista”. “Somos médicos. Estamos para salvar vidas, no para arrebatarlas”.
Los médicos insisten en que su vocación y su juramento es salvar vidas y ayudar al pueblo y que seguirán en esa línea aunque eso representen despidos arbitrarios. La mañana de este sábado, 4 de agosto, se realizó otra movilización en apoyo a los médicos denominada “Unidos por la Vida”, que salió desde el monumento Alexis Argüello hasta la rotonda Jean Paul Genie, en la carretera Managua-Masaya.