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Una crisis es un estado temporal de trastorno y des organización en una persona, que se caracteriza, principalmente, por la incapacidad para enfrentar una situación que no podemos controlar con los métodos con los que usamos en nuestra dinámica de vida para resolver los problemas cotidianos.
Para definir una crisis necesariamente debe de haber un suceso precipitante, es decir, un suceso que causa un impacto de forma imprevista, sin previo aviso, que no nos permite estar preparados para tal evento. La consecuencia de esta situación que irrumpe con fuerza en nuestra vida, hace que perdamos el equilibrio emocional, puesto que emocionalmente, la persona se siente desbordada en la manera en que siente y expresa sus sentimientos y emociones.
La crisis por la que atraviesa Nicaragua, está causando un enorme sufrimiento a toda la población, dejando huellas de profundo dolor, estado de tristeza permanente, sentimientos de terror, inseguridad generalizada, reacciones de enojo y rabia debido a la impotencia que genera la falta de control de la situación de violencia que se vive a diario desde hace varias semanas sin tregua alguna.
Las consecuencias que genera la crisis, puede desencadenar en la población enfermedades psicosomáticas, es decir el cuerpo refleja el malestar que vivimos en la vida diaria. Los problemas de salud que posiblemente padezca algún porcentaje de la población, estarán relacionados con las enfermedades gastrointestinales, gastritis, reflujos gástricos, reflejados en las alteraciones digestivas, falta de apetito o exceso de apetito; alteraciones en la calidad del sueño (exceso de sueño denominado hipersomnia o dificultad para conciliar el sueño llamado insomnio). Dolores de cabezas o migrañas, sensación de presión en la zona occipital de la cabeza, acompañada de dolores en el cuello, espalda, lumbares, nervio ciático, etc.
No es nada fácil hablar de crisis de forma positiva, cuando sus consecuencias son devastadoras en todas las áreas de nuestra vida, como las que mencionamos anteriormente. Pero es importante hacer un esfuerzo, ver esos cambios como una oportunidad para crecer y aprender. Pues es un tiempo valioso para acercarnos a muchas personas que nos aportan humanidad, espiritualidad y afecto. Es un tiempo para reinventarnos y ver cómo podemos generar espacios para recrearnos de una forma distinta, compartiendo calidad del tiempo con las personas que queremos. Nos toca compartir las cosas que tenemos, especialmente con el que más lo necesita, es tiempo de vivir en solidaridad permanente.
Las crisis se caracterizan por ser temporales, como dice el dicho popular, “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, es importante saber que la crisis tiene una duración determinada, y con el tiempo y los medios que pongamos para la recuperación se vuelve nuevamente al equilibrio a la homeostasis. Para ello, es de suma importancia de forma urgente, desarrollar la propia resiliencia, que es la capacidad para adaptarse y superar la adversidad que vivimos en nuestra sociedad. Ésta se aprende y se entrena, dentro de un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y que compromete a las personas a tomar una serie de pasos que a continuación describo de forma sencilla.
Algunos estudios han demostrado que uno de los factores más importantes en la resiliencia es procurar tener relaciones cargadas de afecto, cariño y apoyo dentro y fuera de la familia. Las relaciones que llenan de amor y confianza, ofrecen estímulos de bienestar y seguridad, además de mejorar el estado de ánimo y contribuyen a afirmar la propia resiliencia. Otros elementos a tomar en cuenta y que están íntimamente asociados a la resiliencia es, la capacidad para hacer planes realistas y seguir los pasos necesarios para llevarlos a cabo, accesibles y adaptados a la realidad que se vive. Además las personas que poseen una visión positiva de sí mismos, y confianza en sus fortalezas y habilidades, tienen mejor resiliencia.
Por tanto, es importante reafirmar que las personas que desarrollan la resiliencia, presentan mayores destrezas en la comunicación con su entorno y también mejores habilidades en la solución de problemas que se presentan en la vida diaria. En cuanto a la esfera afectiva, presentan mejor inteligencia emocional, pues desarrollan capacidad para autorregular los sentimientos e impulsos desproporcionados causados por la intensa situación de violencia y tensión que se atraviesa en nuestro país. Todo lo que he mencionado, son habilidades y estilos de funcionamiento que todas las personas pueden desarrollar por sí mismas, siempre y cuando se empleen en ello.
Es muy importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida, aunque no se tenga deseos o el espíritu de la recreación esté de capa caída. Para ello, es necesario darse cuenta cuándo se necesita ayuda, para poder aceptar el apoyo de personas que nos estiman y escuchan, así como tomar la decisión de buscar un psicoterapeuta que ayude a dar herramientas para poder afrontar con mayor salud mental este momento crítico, fortaleciendo la propia resiliencia.
Algunas personas pueden encontrar gran bienestar, en pertenecer a grupos que ayudan a la comunidad, o quizás pueden buscar grupos u organizaciones religiosas, u otros grupos locales que proveen sostén social y ayudan a tener esperanza y sentirse útil. Ayudar a otros que le necesitan también puede ser de beneficio, es tiempo de hacer gestos solidarios ante las necesidades que se viven en el país.
Cuando nos sentimos sin salida, y vemos el panorama negro, y un futuro perdido, nuestra mente recibe esos mensajes negativos, e interpretamos la crisis como obstáculos insuperables. La situación socio-política que se vive en Nicaragua, no está en nuestras manos resolverla, no se puede impedir que existan todas estas situaciones cargadas de estrés y tensión colectiva por las que se atraviesa cada día, pero podemos esforzarnos en cambiar la manera como vivir cada situación e interpretarla integrando la experiencia; viendo los aspectos positivos que hay, como la unión, solidaridad, apoyo de la comunidad, etc. Es muy importante esforzarse en mirar más allá del presente y pensar que en el futuro las cosas mejorarán. Observe si hay alguna forma sutil en que se sienta mejor, mientras se enfrenta a las situaciones difíciles y póngala en práctica aunque le sea costoso, luego verá el resultado.
Acepte que el cambio por el que estamos viviendo en Nicaragua, es parte de una situación que toda sociedad necesita, los cambios son positivos, tanto personales como sociales. Es posible que, de una situación adversa pueda salir algo mejor y sirva para el crecimiento y renovación de la sociedad nicaragüense. Aceptar las circunstancias que no puede cambiar, le ayudará a enfocarse en las circunstancias que si puede determinar, como es el propio ambiente, el estado de ánimo, los momentos para compartir, etc.
Implementar algunas metas sencillas en esta época crítica, sirve para desarrollar algunas estrategias realistas y alcanzables. Para ello, es importante hacer algo con frecuencia que le permita movilizarse hacia sus metas, aunque le parezca que sea poca cosa o que se consigue un logro pequeño. En vez de enfocarse en tareas que parecen que no puede lograr, pregúntese acerca de las cosas que puede conseguir hoy, y que le ayudan a caminar en la dirección hacia la cual quiere ir. Propónganse metas pequeñas a corto plazo y que potencien en su vida diaria un estado de bienestar básico para poder atravesar de la mejor manera este tiempo convulso en el que vive nuestra Nicaragua.
Para ello es vital restablecer el equilibrio psicológico personal y animar para que lo hagan las personas que están en tu alrededor, y así mejorar la capacidad de enfrentar la situación de estrés y vulnerabilidad general. Si nos proponemos vivir con esperanza, nos permitirá aprender nuevas formas de enfrentamiento de problemas, concebir la vida de diferente manera, a fin de poder planear nuevas direcciones para el futuro, mientras buscamos la mejor manera de pasar estos duros momentos.
Yelba Godoy López
Psicóloga Clínica y de la Salud.
Neuropsicóloga Clínica y especialista en Demencia
Sexóloga Clínica y Terapeuta de pareja
Código MINSA 43947
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