Decenas de nicaragüenses de diferentes partes del país cruzan el río Guasaule, en la zona fronteriza entre el municipio chinandegano de Somotillo con Honduras, para ser vacunados contra el COVID-19. La administración de Juan Orlando Hernández inició el jueves, 21 de octubre, con ese proceso que continúa este viernes. Están inmunizando con dosis de Pfizer y Moderna a sus vecinos nicaragüenses,
Según información brindada por ciudadanos que decidieron vacunarse en Honduras, algunos están pasando de forma ilegal, pagando más de 100 córdobas, porque por el puesto fronterizo tienen que presentar la prueba negativa de COVID-19, que en Nicaragua, la dictadura orteguista le puso un valor de 150 dólares .
«Por arriba —de forma legal— no están dejando pasar si no llevas la prueba del COVID, pero por abajo te dejan pasar, bordeando una tapia de la misma área y después tienes que cruzar el río donde se tiene que pagar 100 córdobas para que una “panguita” te pase, pero si no quieren pagarlo pueden pasarse mojado», expresó una ciudadana.
Imágenes publicadas en redes sociales muestran la cantidad de nacionales haciendo largas fila para poder cruzar el río y llegar a Honduras. Ya estando en el punto, deben de seguir esperando para recibir la inyección.
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Según entidades sanitarias de Honduras, el jueves, 21 de octubre, se destinaron seis mil dosis. Se espera que este día se apliquen la misma cantidad.
El inyectable Pfizer se aplicará a embarazadas y al grupo de 12 a 18 años, mientras que la Moderna se destinará a ciudadanos mayores de 18 años. Según medios locales, la cantidad de nicaragüenses ha sido numerosa en este inicio de la inoculación.
Desconfianza en la vacunación promovida por Ortega
En la primera jornada de vacunación, un ciudadano originario de Chinandega, dijo al medio de comunicación Metro de Honduras, que prefiere viajar hasta el país vecino porque en Nicaragua no hay un orden en la vacunación y no aplican vacunas «confiables».
«Yo prefiero venir a Honduras a vacunarme porque el Gobierno de Nicaragua está utilizando a sus ciudadanos como conejillos de india, porque les aplica vacunas que no tienen tanta efectividad», refirió el ciudadano entrevistado.
Otra ciudadana del municipio de Chichigalpa, quien afirmó ser médico, expresó que optó por llegar a Honduras para aplicarse el inyectable, ya que en Nicaragua el régimen de Ortega y Murillo promueve la aglomeración, lo que ha ocasionado decenas de casos de coronavirus.
«En Nicaragua hay muchos contagiados, muchos muertos, aunque las estadísticas verdaderas —el Ministerio de Salud— no las da», señaló la nicaragüense.
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Recientemente, Honduras prestó a Nicaragua 100 mil dosis de Pfizer para que el Gobierno de Daniel Ortega pudiera iniciar el proceso de vacunación a embarazadas, puérperas y lactantes.
Pese a que el Gobierno de Daniel Ortega ha hecho «fiesta política» por la aplicación de vacunas contra el coronavirus muchos ciudadanos están buscando otras opciones fuera de Nicaragua para poderse aplicar el antídoto.