Retomando el evangelio de San Marcos, que refiere a la petición de los discípulos Santiago y Juan a Jesucristo de querer sentarse a su lado para sobresalir, monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, invitó a los nicaragüenses a evitar ese afán de «poder, protagonismo e influencia» que pretendían con esa acción los seguidores de Jesús y pidió que su vocación sea servir al prójimo.
Las palabras del religioso llegan cuando en el país Daniel Ortega y Rosario Murillo intentan imponerse por la fuerza como pareja presidencial en otro periodo consecutivo, para lo cual han usado todos los mecanismos represivos para eliminar una competencia real y así garantizarse su permanencia en el poder sin importar las violaciones a los derechos establecidos en la Constitución.
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«La Iglesia no es la Iglesia del poder. La Iglesia no es del triunfalismo. Tampoco es la Iglesia de las influencias, de los privilegios. La Iglesia no es la que no guste de ensuciarse las manos como se las ensucien los trabajadores, los campesinos, los obreros. La Iglesia no es la de los tronos de este mundo, no busca sentarse a la derecha o a la izquierda de los poderosos. La Iglesia es sinodal», resaltó el religioso desde la Catedral San Pedro, en Matagalpa.
En su homilía de este domingo, 17 de octubre, el jerarca, una de las voces críticas desde el catolicismo a las constantes violaciones a los derechos humanos en Nicaragua dirigidas por los Ortega-Murillo, pidió trabajar en conjunto para lograr una verdadera comunidad.
«La Iglesia quiere escuchar al pueblo de Dios. Su labor implica humildad y servicio. Debemos escuchar la voz de Dios en nuestros hermanos. Escucharnos unos a otros», resaltó el obispo, en alusión al trabajo que realizan los servidores católicos de cara al acompañamiento a los ciudadanos que padecen los problemas políticos, económicos y sociales del país; quienes encuentran en sus pastores un consejo o una guía.
Álvarez ha llamado a los nicaragüenses a cuidarse frente a la pandemia del COVID-19, la que asegura ha dejado centenares de contagiados y muertes en el país, lo cual ha llevado a que el régimen de los Ortega-Murillo tilde como «falsos testimonios» sus palabras, ya que de forma oficial intentan minimizar el impacto del coronavirus.
Los religiosos también mantienen una constante denuncia de los atropellos que desde el poder se ejercen contra el pueblo, lo que ha desencadenado mayor incertidumbre y dolor en las familias, en mayor medida, por los asesinatos, exilio y encarcelamiento contra opositores, acciones que forman parte de la escalada represiva que sufre la nación desde 2018.