En conmemoración del bicentenario de la independencia de Centroamérica, monseñor Rolando Álvarez exhortó en su homilía de este domingo, desde la Iglesia Catedral San Pedro en Matagalpa, al Gobierno de Daniel Ortega a no seguir viendo al pueblo nicaragüense como súbditos, sino preocuparse por los problemas fundamentales de la nación.
«La conmemoración del bicentenario de la Independencia de Centroamérica y por lo tanto de Nicaragua, nos ha permitido valorar como un logro altamente positivo, el habernos separado del poder de la colonia y en consecuencia tener la oportunidad histórica de soñar con la posibilidad de construir nuestra propia nación y modelo de sociedad», enfatizó el obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí.
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En cuanto a la situación que vive este país, Álvarez exhortó a los nicaragüenses y dijo que la sociedad, en su modelo de maduración política debe asumir el desafío de «grandes proporciones que supone educarse en ciudadanía, abandonar radicalmente la idea que somos súbditos del poder, sino ciudadanos con derechos y libertades».
Además, recalcó que el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo debe comprender «de una vez para siempre, que el Estado es una institución que debe estar al servicio nuestro, al servicio del pueblo, igual que los funcionarios públicos que deberían concebirse y entenderse como servidores».
«Debemos entender que somos ciudadanos y que el Estado es una institución que debe estar al servicio nuestro. Al servicio del pueblo, igual que los funcionarios públicos, que deberían concebirse y entenderse como servidores; concebirse y entenderse al servicio nuestro. Al servicio del pueblo, y orientados a dar respuesta a los problemas más sensibles… y a respetar la institucionalidad propia de un Estado auténtico. Esto es realmente hacer patria», dijo el líder católico desde la la Catedral de Matagalpa.
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En su mensaje el Obispo explicó que la cruz y la humillación son parte de la vida del cristiano, porque «el que quiera ser el primero debe ser el último y el servidor de todos (…), porque quien no vive para servir, no sirve para vivir».
Álvarez es uno de los jerarcas católicos en Nicaragua que ha criticado las acciones de la dictadura orteguista que continúa la represión y que a pesar que la pandemia del COVID-19 ha terminado con la vida de miles de personas, sigue llamando a la aglomeración.