El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, arzobispo de la Arquidiócesis de Managua, llamó a los sacerdotes a «no decir sus palabras», sino, solo hablar de la palabra de Dios. Este mensaje lo da después del destierro de 19 religiosos, la mayoría presos por pedir oraciones por monseñor Rolando Álvarez, quien también fue incluido en el grupo de líderes católicos que fueron enviados el 14 de enero a Roma.
Durante la homilía en la Catedral de Managua de este 28 de enero de 2024, el cardenal Brenes renovó los votos de 13 presbíteros de la Iglesia católica para otro año de servicio en las parroquias. El jerarca agradeció que «en Nicaragua todavía haya sacerdotes jóvenes», ya que «en muchos países se habla sobre una crisis de sacerdotes o la vocación al sacerdocio ministerial».
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De igual manera, Brenes mencionó que «tenemos la bendición de que, en nuestras 117 parroquias, todas estén bajo la atención de sacerdotes». «Si alguna iglesia no tiene un párroco en ese momento, los miembros del templo vecino acompañarán a esa comunidad», declaró. A día de hoy, no han sido mencionados los sacerdotes que ocuparán los puestos de los padres que fueron desterrados a Roma.
El cardenal invitó a que «sigamos orando para que el Señor nos dé sacerdotes sabios y santos que se encarguen de hablar de Dios y llevarnos a su encuentro», ya que «el Señor dijo que ‘pondré mis palabras en vuestra boca’, es decir, no hablar con las nuestras».
El líder de la Iglesia católica nicaragüense consideró que «es bien fácil que uno hable y se gane el aplauso, pero eso no es lo importante en un sacerdote, lo que es importante es escuchar y que escuchemos el mensaje del Señor y que podamos responderle».
El silencio del cardenal ante un destierro ilegal
El régimen de Nicaragua envió, en calidad de desterrados a Roma, a dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas, a quienes tuvo encarcelados hasta el 14 de enero de 2024. Entre estos líderes católicos, expulsados al Vaticano, se encuentran los obispos Rolando Álvarez e Isidoro Mora.
Tras anunciar el «traslado» de los obispos, sacerdotes y seminaristas a Roma, el arzobispo de Managua, que mantiene un silencio ensordecedor ante los constantes ataques contra la Iglesia por parte de la dictadura, hace ver que los religiosos están dispuestos a «hacer la voluntad de Dios y seguir el camino que les toque seguir, así sean distintos a lo que ellos querían».
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Asimismo, pidió a los miembros del clero en el país orar por los obispos y sacerdotes «para que la gracia del Señor nunca les falte y el Espíritu Santo les guíe en todos los momentos de su vida».
La discreta nota emitida por el arzobispado refleja el silencio impuesto a la institución religiosa, bajo amenaza de cárcel, pues cada vez que un sacerdote se refiere a la crisis política y social que vive el país o que critique al Gobierno, es asediado, perseguido y encarcelado hasta mandarlo al destierro.