El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) demandó una vez más la liberación de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, cautivo en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo» en Tipitapa.
El organismo señaló que mientras el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantenga encerrado al prelado, se sigue cometiendo crimen de lesa humanidad.
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En cuanto a la reciente visita familiar que se le permitió al religioso, el Cenidh aseguró que esto se debió a la presión «nacional y mundial». También subrayó que es satisfactorio verlo con vida al también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, después de más de 40 días sin saber ninguna noticia de su situación física y psicológica.
Además, refirió que la vista en la que el prelado pudo reunirse con sus dos hermanos —Vilma y Manuel Antonio Álvarez Lagos—, «evidentemente fue diseñada para simular normalidad y respeto a sus derechos».
«Hemos visto que la delgadez de su cuerpo y su palidez revelan la barbarie de la situación carcelaria, pero su sonrisa refleja su fortaleza, esa convicción de que es inocente y que está sirviendo a Dios y a su pueblo», agregó la institución defensora de derechos humanos.
En la vista del sábado, 25 de febrero, en la Modelo, los medios de la propaganda gubernamental tomaron vídeos y fotografías a monseñor Álvarez, y ante las afirmaciones del periodista Juan Cortez, del oficialista Canal 4, que jerarca se encuentra bien y saludable, este le respondió sonriente: «¡Ah bueno! ¿Me ves bien, saludable? ¿Y la cara cómo me la ven?».
Dichas palabras de monseñor Álvarez son interpretadas por opositores como un sarcasmo al régimen de Ortega, afirmando que en realidad no «la está pasando bien» en el penal de varones.
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Para el psicólogo clínico Roger Alfredo Martínez, el lenguaje no verbal de monseñor Álvarez indica que pudo haber sido amenazado y advertido con lo que iba a decir a sus familiares.
«Estoy seguro que hubo algún tipo de coacción y de amenazas de que si monseñor (Álvarez) decía algo de lo que está experimentando en la cárcel, iba a tener consecuencia», refirió el experto.
La justicia orteguista declaró culpable a monseñor Rolando Álvarez por los supuestos delitos de «traición a la patria» y lo condenó a 26 años de cárcel, le arrebató su nacionalidad y lo despojó de sus derechos civiles y políticos de por vida.
El obispo fue privado de su liberad desde el cuatro de agosto de 2022, cuando agentes policiales le impidieron la salida de la Curia Episcopal de Matagalpa, actualmente es parte de la lista de más de 30 presos políticos.