La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, pidió hoy a toda la comunidad internacional que “actúe” con urgencia para impedir una hambruna en Somalia, un país que sufre una intensa sequía y que visitó este domingo durante una gira que también le llevó a Ghana, Mozambique y Kenia.
Durante su viaje a Somalia, la diplomática estadounidense ya anunció el pasado domingo la entrega de más de 40 millones de dólares en nuevos fondos para que el país pueda “salvar vidas y satisfacer las necesidades humanitarias”.
“Estados Unidos no puede hacer esto solo. Más países deben actuar. Necesitamos escuchar la voz de la humanidad”, dijo Thomas-Greenfield este lunes en una rueda de prensa telemática.
“Aún tenemos una oportunidad para evitar que se desarrollen las condiciones de una hambruna en Somalia”, añadió la embajadora.
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El pasado diciembre la ONU informó de que, si bien Somalia evitó en 2022 una situación de hambruna, el estado más grave de inseguridad alimentaria, gracias a los esfuerzos de las autoridades somalíes y las organizaciones humanitarias internacionales, aún persiste un escenario “extremadamente grave”.
Asimismo, Naciones Unidas pidió a la comunidad internacional “mejorar” las ayudas que está entregando a Somalia.
La peor sequía registrada durante los últimos cuarenta años en Somalia -y otros países del cuerno de África- se ha sumado al encarecimiento general de los alimentos por factores como la guerra e Rusia contra Ucrania y los desplazamientos de las comunidades por el hambre y los ataques de grupos terroristas.
Como consecuencia, la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) -herramienta que clasifica la gravedad de las situaciones de seguridad alimentaria- señaló el pasado diciembre que unos 8,3 millones de somalíes sufrirán “inseguridad alimentaria aguda” entre los próximos meses de abril y junio.
El año pasado, Washington financió más del 80 % de las operaciones de emergencia del Programa Mundial de Alimento (PMA) en el Cuerno de África, una cantidad cuatro veces superior a la aportada por el resto de países que colaboraron con esa institución de la ONU, según destacó Thomas-Greenfield en Mogadiscio este domingo.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.